Los afroestadounidenses verán desde lejos cómo votantes mayormente blancos definen las dos primeras contiendas e impulsan ciertas candidaturas en las internas del Partido Demócrata. Acto seguido decidirán quién es el ganador.
Esta dinámica explica en parte la condición de favorito de Joe Biden.
El ex presidente es bien conocido, tiene una estrecha relación personal con el primer presidente de raza negra y una militancia de años en el Partido Demócrata.
Siempre ha sido popular entre los afroamericanos y es previsible que siga recibiendo su apoyo en tanto y cuanto no surja un candidato o candidata que demuestre que le puede ganar.
En la campaña del 2008, Hillary Clinton se llevaba el voto negro hasta que Barack Obama cambió todo ganando la asamblea partidista de Iowa y le demostró a los negros que era un candidato viable.
Ese bloque se fue con Clinton cuando volvió a postularse en el 2016.
Esta vez, los votantes afroamericanos enfrentan nuevamente una decisión pragmática y tendrán la oportunidad de ver qué candidatos son bien recibidos por los blancos antes de decidir a quién apoyarán.
Los candidatos ya están enfocados en el bloque afromericano y hablan de los temas que les interesan, como la reforma al sistema judicial, reparaciones a los descendientes de esclavos, la alta mortalidad infantil entre las mujeres negras, la supresión de votos y el racismo.
Trump cortejó el voto afroamericano en el 2016 diciendo “¿Qué pueden perder?” y recibió apenas el 8% de los votos de ese sector.
Ahora busca su voto diciendo que el desempleo es bajo y que bajo su gobierno se aprobó una reforma el sistema penal. Por ahora, sin embargo, no hay indicios de que está ganando terreno entre los afroamericanos.
La primera pista acerca de la dirección que piensan tomar llegará en las primarias.
Los afroamericanos representan el 13% de la población de Estados Unidos y el 24% del electorado en las primarias demócratas.
En uno de los primeros estados donde habrá primarias, Carolina del Sur, constituyen dos tercios del electorado en las primarias y también representan un bloque vital en Georgia, Alabama y Virginia.
Hace poco Biden destacó que es popular no solo entre los obreros blancos sino también entre los negros, con quienes tiene una relación de más de medio siglo.
“Creo que a esta altura ya saben quién soy”, afirmó.
Admitió, no obstante, que el hecho de que sea bien conocido no garantiza que votarán por él y que los negros bien podrían inclinarse por candidatos de su raza, como Kamala Harris o Cory Booker.
Agregó que primero tendrán que demostrar que son alternativas viables.
El voto negro puede ser vital no solo en las primarias demócratas sino también en las elecciones generales.
Los afroamericanos votan tradicionalmente por los demócratas, pero en el 2016 su apoyo mermó y eso tuvo sus consecuencias.
La participación bajó del 65.3% del 2012 al 59.6%, y Hillary Clinton recibió el 89% del voto afroamericano, comparado con el 93% de Barack Obama cuatro años antes y el 95% en el 2008.
Los demócratas “tienen que decidir si sus esperanzas de recuperar la Casa Blanca dependen del voto blanco o de que movilicen a los negros”, expresó la activista negra Leah Daughtry.
“¿O hay forma de cortejar ambos sectores?”, preguntó Daughtry. “Una cosa es segura: Si nos movilizan y acudimos a las urnas, seguramente votaremos por los demócratas. Pero si movilizan a los blancos, no se sabe por quién votarán”.
Para LaTosha Brown, cofundadora del movimiento Black Voters Matter (El voto negro importa), hasta no hace mucho Biden hubiera sido gran favorito entre los afroamericanos.
Pero ese electorado exige ahora que los candidatos cumplan sus promesas, algo que no han hecho en el pasado.
“Los negros quieren alguien que capte el voto blanco, pero no creo que eso sea tan importante como en el pasado”, agregó. “Los negros, igual que los blancos, se muestran cada vez más frustrados con todo el proceso. Ya no se conforman con elegir entre el diablo y la bruja”.
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