Miami Heat volvió a caer en el segundo encuentro de las Finales NBA ante Los Angeles Lakers, aunque lo hizo dando una mejor imagen que la del primer partido. Los de South Beach, que no pudieron contar con Goran Dragic ni Bam Adebayo, no terminaron de descolgarse del marcador aunque tampoco consiguieron ponerse en posición de llevarse la victoria.
La defensa menos mala
La cuestión defensiva se ha convertido en uno de los quebraderos de cabeza para Eric Spoelstra. Miami había hecho de su defensa zonal un bastión durante playoffs, la triquiñuela a la que nadie había encontrado respuesta. Esto es, hasta que llegaron LeBron, Davis y compañía.
Los Lakers han demostrado que no se les atasca la zona de Miami. Cuentan entre sus filas con dos de los mayores cerebros del baloncesto de las últimas décadas con James y Rondo y que Anthony Davis es un canalizador fantástico del juego de los Lakers desde el poste alto.
En el Game 2 de las Finales los angelinos bailaron en ataque, desmenuzando la zona de Miami sin usar apenas el bote con conceptos básicos del baloncesto como el pase y los cortes desde lado débil. El clínic ofrecido en el tercer cuarto debería enseñarse en los clubes de formación cuando se aborda el ataque zonal.
Dicho esto, ¿qué opciones le quedan a Miami? La defensa individual puede que sea incluso peor ahora que han perdido a Bam Adebayo. El pívot era su ancla atrás, el que condicionaba todo y dirigía los esfuerzos defensivos del equipo. Su baja abre una serie de problemas para el equipo que tienen poca solución.
Los tableros dictan sentencia
Estaba claro que la dureza física iba a ser una de las claves de la eliminatoria. Los Lakers son superiores físicamente a Miami y están haciendo valer esa ventaja en los tableros, cogiendo más rebotes y aprovechando cada oportunidad.
El mejor ejemplo lo encontramos en Anthony Davis, que capturó 8 rebotes ofensivos en el segundo partido, logrando un puñado de puntos de segunda oportunidad que terminaron de sentenciar el encuentro para los angelinos. Esta pugna por el rebote fue uno de los desequilibrios más grandes del duelo entre ambos hace un par de noches.
Los Lakers cargan el rebote ofensivo como animales, con Davis y Howard como máximos exponentes. Ahora que Dragic y Adebayo no pueden jugar, Vogel ha vuelto a recuperar a Howard para abusar del tamaño de Miami. Ya no está expuesto a cambios defensivos ni al
pick-n-roll
del esloveno, ahora destruye.
De cara al tercer partido puede que veamos más minutos de Kelly Olynik y Meyers Leonard por parte de Miami. Spoelstra intentará buscar más tamaño en la pintura y evitar los absurdos porcentajes de acierto que tuvieron los Lakers en la zona durante el segundo encuentro.
¿Y Davis qué?
Por último tenemos el problema de Anthony Davis. La estrella angelina está en el mejor momento de su carrera y no hay quién le pare. El segundo encuentro de las Finales fue una auténtica exhibición del pívot para el que los Heat no encuentran receta.
Davis tuvo un tercer cuarto prácticamente inmaculado en el que Miami solo pudo asumir sus tiros sin apenas condicionarlos. La baja de Adebayo, el defensor natural de Davis, abre un agujero enorme en el esquema de Spoelstra que el jugador de los Lakers aprovecha para desatar el caos.
Además, con un facilitador como LeBron en pista, con la fuerza gravitacional que este ejerce, la labor de Davis se simplifica mucho. Lo condiciona todo en ataque, con pelota y sin ella. Y no hablemos ya de su defensa, absolutamente demencial tengas el balón o no.
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