Andoni Iraola destilaba clase a raudales sobre el verde. Ahora encara un rol distinto, al otro lado de la línea de cal. Está dando sus primeros pasos en la élite y se le intuyen cualidades. En su estreno en Segunda tiene séptimo al Mirandés, recién ascendido, a cuatro puntos del playoff y alcanzó las semifinales de Copa dejando por el camino a Celta, Sevilla y VIllarreal. Solo cedió frente a la Real Sociedad.
El exleón descubrió parte de su libreto en el banquillo en una charla telemática que mantuvo con Jon Pérez Bolo (Ponferradina) y con José Rojo Martín ‘Pacheta’ (Elche), organizada por la Escuela de Entrenadores de Bizkaia. Iraola procede de la “escuela del fútbol vasco” y lo lleva en el ADN: “Nos gusta apretar arriba; que pasen muchas cosas; cuanto más tiempo estés en campo contrario, mejor”.
Recurrió al ejemplo más cercano: al Mirandés que dirige y a su experiencia durante este curso inconcluso. “Empezamos jugando más desde atrás, abriendo los centrales y proponiendo más riesgo de inicio. Eso nos costó muchos goles al principio. Veía que el portero respiraba cuando le decía que se la pusiera larga al delantero”, explicó Iraola. Es cuestión de que las piezas del puzle vayan encajando y de aclimatarse: “El equipo te está diciendo ‘queremos jugar, pero vamos a empezar más directos de inicio’. Te vas adaptando. Hay cosas a las que es muy difícil que renuncie como entrenador, pero luego te tienes que adaptar”.
El de Usurbil reconoció que es “muy de apretar arriba”, probablemente herencia de lo que vio en el Athletic: “Juegues contra quien juegues, intentar robar alto”. Aunque sin cerrarse puertas. “Tenemos jugadores rápidos y jóvenes arriba, a veces te puede interesar que el rival venga un poco, dejar que haya más espacio detrás y explotarlo. Intentar no obsesionarte con lo tuyo y que los jugadores se encuentren cómodos”, relató el preparador.
Pero el trabajo de un técnico va más allá de la pizarra. También hay que saber gestionar grupos y “no es nada sencillo ponerte delante de los futbolistas”. Lo sabe por experiencia propia: “Nosotros hemos sido jugadores, el jugador te examina en menos de cinco minutos. Cuando empiezas a hablar, está pensando ‘a ver qué me va a contar este tío ahora’. Ganar credibilidad cuesta mucho y perderla cuesta poquísimo”.
Nosotros hemos sido jugadores, el jugador te examina en menos de cinco minutos. Ganar credibilidad cuesta mucho y perderla cuesta poquísimo
Iraola también desveló cómo fue su llegada a un Mirandés que acababa de ascender a la categoría de plata con Borja Jiménez. “Primer entrenamiento, están siete jugadores y queda mes y poco para empezar la liga. Lo primero que hice fue darles las gracias porque de lo contrario yo no estaría entrenando a un equipo de Segunda ni por el forro”, manifestó el exleón. Recalcó la importancia de “no venderle motos al jugador, hay que ser honesto”.
Sabiendo siempre que el vestuario es un ecosistema muy particular: “Tienes que guardarte cierta información, saber a quién le puedes decir las cosas y a quién no. Intentar conocer al jugador fuera del entorno futbolístico, cómo le vas a apretar, a quién le tienes que hablar individualmente y a quién le tienes que dar un toque delante del grupo para que espabile”. Todo desde la “normalidad” y ejerciendo como un líder. “El jugador de hoy en día no cree en el técnico autoritario, si no le convences vas a durar poco. Si no te compra la idea estás jodido”, apuntó.
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