EL PAÍS

Andrej Plenkovic, primer ministro de Croacia: “Quiero mantener a todas las minorías en la coalición, en especial a los serbios”

Andrej Plenkovic (Zagreb, 1970), primer ministro de Croacia desde octubre de 2016, afronta esta entrevista en su despacho presidencial el lunes 16 de enero con ánimo optimista. El 1 de enero su país entró en la zona euro y en el espacio Schengen, solo una década después de incorporarse a la Unión Europea en 2013. Rumania y Bulgaria, que accedieron en 2007 a la UE, aún están llamando a la puerta de un espacio que alberga a 423 millones de habitantes en 27 Estados sin fronteras interiores. Cree que todos los cambios que traerá la plena integración serán positivos. Plenkovic fue europarlamentario y embajador adjunto en París. Posee un dominio impecable del inglés, francés e italiano. Lidera desde 2016 un Gobierno de coalición, al frente del conservador Unión Democrática Croata (HDZ). Representa la parte más moderada de su partido y tanto a la izquierda como a la derecha cuenta con una oposición débil. En la Unión Europea pretende hacer todo lo posible para ayudar a la incorporación de los países balcánicos, incluido Kosovo, al que España no reconoce como Estado independiente.

Pregunta. ¿Cómo ha cambiado Croacia en sus diez años de integración en la UE?

Respuesta. Toda la sociedad ha madurado desde 2013. Somos más maduros en cuanto al funcionamiento de las instituciones. Hemos progresado económicamente y hay una mejor calidad de vida.

P. ¿Cómo afectó la guerra de Croacia contra Serbia (1991-1995) a la incorporación en la UE?

R. Fue un freno. Mientras otros podían centrarse en adaptar sus leyes y economía, nosotros tuvimos que lidiar con territorios ocupados, con matanzas de 20.000 personas [de los cuales 15.000 eran croatas étnicos], con más de 30.000 millones de dólares de daños de guerra… Ahora estoy invirtiendo en mantener a todas las minorías en la coalición parlamentaria, especialmente a los serbios de Croacia, que ya participan en mi segundo Gobierno. Una señora que tenía ocho años cuando muchos serbios abandonaron Croacia, ahora es viceprimera ministra [Anja Simpraga] y solo tiene 35 años. Necesitamos a todos los croatas trabajando por una sociedad más tolerante y orientada hacia Europa.

P. ¿Cómo afectará al país la plena integración en la UE?

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R. Todo será positivo. En turismo, el 82% de las llegadas provienen de la zona Schengen. Y el 20% de nuestro PIB procede del turismo. Por eso espero un impulso este año en turismo como nunca hemos visto. El pequeño contratiempo es el comportamiento desleal de algunos de los operadores económicos, que han aumentado los precios de sus productos o de sus servicios justo después de la conversión al euro. Esperamos un crecimiento del PIB de hasta el 6%. La inflación, un poco por encima del 10%. Hemos sobrevivido bien a la crisis de 2022, que fue notable debido a la brutal agresión rusa contra Ucrania. No ha habido ni quiebras, ni revueltas sociales, ni fractura social.

P. ¿Corre Croacia el riesgo de sufrir una sobreexplotación turística?

R. Tenemos algo menos de cuatro millones de habitantes. Y esta temporada hemos tenido 20 millones de turistas. En proporción, ningún país mayor tiene tantas visitas. Nuestra estrategia se basa en una palabra clave, que es sostenibilidad. En la costa existen determinados casos de exceso de hormigón. Pero seguimos teniendo muchos destinos mediterráneos con encanto, más orientados a la conservación que en muchos otros mercados turísticos competitivos del Mediterráneo.

P. ¿Es posible que los ciudadanos sientan que la situación económica podría ser mejor?

R. Por supuesto. Vivimos a una velocidad sin precedentes a causa de la tecnología. Todo el mundo lo quiere todo y lo quiere ahora, como dijo Freddie Mercury. En Croacia, debido a que fuimos víctima de la política de Slobodan Milosevic [expresidente serbio] nuestras ambiciones utópicas se vieron frenadas. Nuestro camino serio hacia la integración europea no empezó hasta el año 2000. A diferencia de Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, que empezaron en 1989. Por eso estos diez años de atraso son aún visibles. Así que el hecho de que nos las apañemos para superar a Bulgaria y Rumania [en la incorporación a Schengen] es muy inusual. Yo apoyo a estos dos países y haré todo lo posible para ayudarles.

P. ¿Cómo hará para frenar la emigración irregular en sus fronteras?

R. Hemos optado por la decisión de no levantar vallas, muros o alambradas entre Croacia y Bosnia-Herzegovina. Es un país amigo, que no tiene otro sitio al que ir que a Croacia. Fue una decisión inteligente. Lo que es clave es que el Gobierno [conservador] griego de Kyriakos Mitsotakis haya cambiado la política de visados respecto al [izquierdista] de Syriza. Porque antes usted podía caminar a través de Turquía hacia Grecia y después a Macedonia, a Bulgaria, a Serbia, a Hungría, a Croacia… Una vez que algunos de los inmigrantes ilegales llegan a Bosnia-Herzegovina o a Serbia como turistas, con el régimen de exención de visado en avión, luego pasan a través de una frontera verde hacia el Oeste y se convierten en inmigrantes ilegales. Por eso estamos hablando con Serbia para que elimine esas prácticas. Porque entonces Austria tiene un problema y el resultado final es que Bulgaria y Rumanía no entran en Schengen [por el bloqueo de Austria].

P. ¿Cuál es la asignatura pendiente del país?

R. Hemos invertido mucho en las autopistas. Pero durante mucho tiempo se descuidó el ferrocarril. Y aquí es donde nuestro Ministerio de Transporte planea invertir 4.000 millones de euros en los próximos diez años, porque los ferrocarriles se dejaron literalmente como estaban en el contexto de la guerra.

Plenkovic, tras la entrevista, el 16 de enero.Francisco Peregil

P. ¿Cómo se explica que un país que ha logrado la integración plena en la UE en una década, haya perdido durante ese tiempo el 10% de su población, en parte a causa de la emigración?

R. Hay dos problemas. Por un lado, tenemos una tasa de crecimiento natural negativa propia de una sociedad envejecida. En 2022 hemos tenido solo 33.000 recién nacidos. Después de la II Guerra Mundial, casi alcanzamos los 100.000. El segundo elemento es que desde que entramos en la UE existe la libre circulación. Y no tenemos ningún poder para decir a los croatas: “Por favor, no os vayáis a Alemania, donde vuestro salario será más alto”. Pero cuando el país se desarrolle la gente tendrá mejores salarios. Y entonces, esta tendencia se irá convirtiendo en un proceso de retorno.

P. ¿La plena adhesión de Croacia a la UE envía un mensaje de ánimo en los Balcanes, especialmente a Serbia y Kosovo?

R. Para todos. Croacia es un ejemplo, al igual que Eslovenia lo fue para nosotros. Somos un excelente ejemplo para los otros seis países que se han quedado en el gran patio trasero de Europa: Serbia, Montenegro, Macedonia del Norte, Albania, Kosovo y Bosnia Herzegovina. Nuestra idea es dar prioridad a la región de los Balcanes Occidentales en la agenda [de la Unión Europea]. Y estoy seguro de que su presidente, Pedro Sánchez, comparte esta ambición. Él conoce la región.

P. El uso que hace su Administración de los fondos europeos recibe muchas críticas en su país.

R. Todos los Gobiernos reciben críticas, pero tenemos una situación sólida comparada con las anteriores perspectivas financieras. Tenemos que ser muy cuidadosos para prevenir y castigar cualquier práctica corrupta mediante el uso o abuso de los fondos. Pero el sistema ahora es sólido. Yo diría que no estamos al nivel de los Estados fundadores. Pero respecto a la siguiente generación [de países incorporados a la UE], solo España e Italia son mucho más rápidos que nosotros [en emplear los fondos].

P. ¿Cómo afronta la reconstrucción, tras el terremoto de 2020, que también ha recibido muchas críticas?

R. Acabamos de presentar al nuevo viceprimer ministro de Construcción [Branko Bacic, el tercero en dos años]. Tenemos dos objetivos: utilizar plenamente el dinero del Fondo de Solidaridad de la UE y, segundo, sacar a la gente de las condiciones de alojamiento temporal. Fue una situación muy dura, porque en 2020, en medio de la pandemia, tuvimos dos terremotos: uno en el centro de Zagreb y otro en la región de Sisak-Moslavina, que ya había sufrido una gran destrucción durante la guerra y tuvo un gran problema de despoblación. Si hay una región que necesita especial atención y cuidado es esa.

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