El jarro de agua fría que recibió la Real contra el Atlético de Madrid supuso el cierre a 2020 en Anoeta. La derrota fue la culminación a un balance claramente descendente en casa. Marcado de lleno por el fútbol desvirtuado que impera como consecuencia de la pandemia. Los puntos se han ido del campo donostiarra como si cogieran de la mano a cada aficionado que, a la fuerza, se ha tenido que ausentar de la grada desde hace ocho meses.
La parroquia se ha visto en la obligación de alejarse del fútbol en directo casi tan pronto como se frotaba los ojos levitando con un estadio emocionante. De estructura moderna y ambiente mágico, auténtico de fútbol. Sólo duró de septiembre a febrero. Desde que Anoeta fue reinaugurado en todo su esplendor, contra el Atlético de Madrid, hasta que la Real batió al Valladolid en el último día con público presente. En 2020, los de Imanol han jugado ocho encuentros oficiales con el campo lleno y entregado. Cinco de Liga y tres de Copa. El tratado es apabullante. Todos terminaron con victoria salvo el primero, ante el Villarreal.
La Real carburaba a todo gas en Anoeta, volaba como una exhalación. En soledad, los resultados se han tornado más de andar por casa. De los 25 partidos que los txuri urdin han sumado en todo el año, 17 han sido en la intimidad. Las victorias son minoría (5). Se imponen los empates (6) y las derrotas (6). Anoeta sufre en silencio. Se hace de noche en el campo, sin la emoción de la hinchada en el aire.
Mes y medio sin ganar
El formidable rendimiento a domicilio ha compensado el deterioro de la fertilidad en casa. Los primeros hallazgos de este bajón llegaron en la reanudación de la Liga, en las últimas 11 jornadas de la pasada temporada. La Real sólo se impuso a un Espanyol que era carne de Segunda. En el resto de los seis encuentros que disputó en un Anoeta vació no traspasó el sabor agridulce del empate o el amargo de la derrota.
Cuando parecía que esta temporada había remontado el vuelo, la Real se vuelve a atascar como anfitriona. El momento de mayor fulgor llegó con los triunfos consecutivos contra Getafe, Huesca y Granada. Desde entonces, la Real no gana en Anoeta en Liga y ha pasado mes y medio. Contando la igualada con el Rijeka de la Europa League, la escuadra de Imanol acumula cuatro comparecencias consecutivas en su estadio sin darse una alegría.
Dos puntos menos en casa que a domicilio
La Real es más fiable cuando ejerce de visitante que bajo su condición de local en esta Liga. Fuera de casa suma dos puntos más habiendo disputado, llegados a esta altura de la temporada liguera, los mismos ocho partidos en Anoeta y a domicilio. El balance dicta sentencia. Mientras que los de Imanol navegan en la séptima plaza sólo contando los encuentros de los 20 equipos en casa, se alza al segundo puesto en el cómputo que se ciñe a las comparecencias fuera. Una corriente que gobierna el status quo actual, mediatizado por la pandemia, que rebaja la ventaja histórica de actuar ante un público que en los tiempos que corren brilla por su ausencia.
Tras la última derrota contra el Atlético de Madrid, la Real se quedó en 12 puntos sumados en Anoeta sobre 24 posibles. La mitad. Los txuri urdin se han impuesto a Getafe, Huesca y Granada de manera consecutiva y el resto de encuentros en Anoeta se han resuelto con empate o derrota. Real Madrid, Villarreal y Eibar se llevaron un punto de Donostia. Valencia y Atlético de Madrid son los dos ganadores, hasta el momento, en el campo de la Real. El panegírico en la Europa League es absolutamente salomónico: una victoria, un empate y una derrota. La Real ganó al AZ, empató contra el Rijeka y cayó frente al Nápoles.
La trayectoria de la Real fuera de casa de momento es notable. Sólo el Real Madrid supera su ritmo de suma en Liga. Los de Imanol han capturado a domicilio 14 puntos sobre 24 posibles, dos más que en casa. Todas las clasificaciones son virtuales porque cada equipo ha jugado un número de partidos distinto, tanto de local como lejos de casa.
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