En una NBA donde el concepto big-three está a la orden del día, donde Brooklyn junta a jugadores como Kyrie Irving, Kevin Durant y James Harden, o la última dinastía, la de los Warriors, estaba basada en tres All-Stars de primer nivel, los Bucks han sido campeones a su manera.
Que nadie lo entienda mal, su big-three está a la altura de los mejores. Simplemente, nadie contaba con ellos. Los focos sobre Giannis Antetokounmpo nos impidieron ver durante un tiempo a sus escuderos mas fieles: Khris Middleton y Jrue Holiday.
El primero merecía ese título casi como el que más. Hace años que sufrió una dura lesión que pudo haber lastrado su carrera. Sin embargo, volvió mejor que nunca para convertirse en una segunda espada de élite. All-Star este año, Middleton ha dejado claro que sin él, no habría anillo.
¿Y qué decir de la incorporación de Holiday? Seguramente el fichaje del año en la NBA. Los Bucks apostaron todo por su estrella, por Antetokounmpo, para rodear al griego de lo que hiciera falta con tal de hacerle campeón. Holiday ha sido la pieza final que necesitaban.
Por poner un ejemplo claro: en el Game 5 de las Finales NBA, 115
de los 123 puntos del equipo los produjeron ellos. Anotados o asistidos, prácticamente todos se originaron en las manos de un trío que ha marcado el devenir de la temporada como pocos.
Los registros individuales dan igual y, pese a ello, elevan aún más el estatus de estas tres estrellas que han sabido abrazar su rol y convertirse en hermanos. Los vídeos que salían durante el año de estos cracks bromeando los unos con los otros mostraban una plantilla unida, sin egos y comprometida con un objetivo común.
En las Finales, esto se ha trasladado a la pista. No fue la mejor serie de Holiday en ataque, negado de cara al aro, fallón en el tiro exterior y errando lanzamientos fáciles que lastraban a su equipo. Sin embargo, sin su defensa no hubiera sido posible imponerse a Phoenix.
Como ejemplo claro, el robo que sentencia las opciones de los Suns en el Game 5. Un balón que arrebató de las manos de Devin Booker en un momento vital del encuentro, para hacerlo volar y que Giannis destrozase el aro con él. Sin Holiday, no hay anillo.
Lo de Middleton ha sido la consagración total de una estrella. El eterno infravalorado ha encontrado en los Bucks el rol perfecto. Cuando Giannis estaba limitado por el rival, aparecía Khris. El griego cuajó grandes actuaciones en el segundo y tercer encuentro, pero los Suns parecían haber encontrado la fórmula en el cuarto.
Ahí apareció Middleton, con una exhibición histórica y anotando 40 puntos de todos los colores. Sus minutos finales en la eliminatoria por el título nos han recordado al hambre, sangre fría y templanza de los más grandes de la historia. Como curiosidad, nadie había anotado más puntos que Middleton en el clutch desde hacía décadas.
Y luego está Antetokounmpo. Mucho se ha hablado y más se hablará del griego estas semanas. Apostó por el camino difícil, el de ser fiel al equipo que le drafteó. Decidió renovar con ellos y no buscar el título en otro lado. Hizo bien, porque el equipo apostó por él y el anillo lucirá en su mano.
El griego cerró unas Finales históricas con una actuación colosal. 50 puntos, 14 rebotes y 5 tapones, números inéditos en la historia de la liga. “No nos conformamos con uno, queremos más”, decía poco después de levantar el Larry O’Brien. Y más vendrán…
Source link