Apoteósico Laporta

Joan Laporta regresará al Camp Nou a hombros de los socios y aplaudido por sus rivales Víctor Font y Toni Freixa. Nadie se resiste a su embrujo en un momento en que el polvo sahariano cubre un estadio envejecido y el club no sale del asombro provocado por los efectos del Barçagate. El barcelonismo necesita un punto de luz para salir de su crisis deportiva y económica y el abogado barcelonés, ya retirado de la política, se ofrece como la mejor solución para el remonte del Barcelona.

Al igual que ya pasó en 2003, los socios se encomiendan a Laporta, vencedor con 30.184 votos (54,28%) frente a los 16.679 (29,99%) de Font y los 4.769 (8,58%) de Freixa, con la participación de 55.611 socios (50,42%). El presidente, que siempre tuvo un voto muy fidelizado en torno a los 14.000 socios, superó el resultado de 2003: 30.184 votos frente a 27.138. También en ambas ocasiones su inapelable triunfo ha sido aceptado y aplaudido por sus contrincantes: Font, Freixa y Laporta se unieron en un largo y efusivo abrazo al final de la jornada en el Camp Nou.

La respuesta social, activa ya en el voto de censura que provocó la dimisión de Josep Maria Bartomeu (19.308 votos), fue la segunda más importante de la historia (la primera es la de 2010: 57.088 votos), detalle muy significativo si se atiende a las condiciones de la votación por las medidas de seguridad provocadas por la covid-19. El voto por correo, utilizado por 22.811 socios y que fue escrutado al mismo tiempo que el presencial, las otras cinco sedes habilitadas (Girona, Lleida, Tarragona, Tortosa y Andorra) y el confinamiento comarcal, que limitaba la movilidad, redujeron la asistencia y la fiesta vivida en el estadio en los comicios anteriores, como los de 2015, cuando Bartomeu ganó con 25.823 votos, o 2010, año en que venció Rosell con 35.021.

El confinamiento provocó precisamente una cierta controversia porque algunos socios fueron multados por los controles policiales después de ser invitados a votar, y por tanto a romper la normativa, por los candidatos y la Comisión Gestora del Barça. Uno de los asistentes más ilustres fue Messi, quien votó por primera vez, un detalle que avala su compromiso con la entidad cuando el 30 de junio acaba su contrato y el pasado verano expresó su deseo de irse en un burofax remitido a los servicios jurídicos del Barça.

Algunos futbolistas se sienten cómplices del momento crítico de la entidad, seguramente porque han aceptado diferir los pagos de sus contratos (más de 130 millones) y saben que son responsables de que la masa salarial sea la más alta de la Champions (superior a los 500 millones), el torneo que se ha convertido en la pesadilla del Camp Nou. Los jugadores que votaron desconfiaban de Bartomeu y mantenían una buena relación con Laporta, el presidente número 42, dominador de principio a fin del proceso, el que más firmas presentó: 9.625.

A pesar de que la campaña se ha alargado y de que el club ha estado 131 días sin presidente desde la dimisión el 27 de octubre de Bartomeu —inicialmente los comicios estaban previstos para el 24 de enero—, Laporta no ha necesitado ni siquiera el anuncio de un fichaje o de una figura, más allá de que se supone su apuesta por Mateu Alemany y posiblemente por Jordi Cruyff, después de reforzar a Ronald Koeman. Vuelve al club incluso con más apoyos después de que su final de mandato en 2010 fuera contestado por la junta de Rosell, una vez superada una moción de censura en 2008. Las declaraciones de Font y Freixa anuncian una catarsis azulgrana para salvar una situación crítica que se cifra en una deuda de unos 1.173 millones.

Laporta, que deberá depositar en LaLiga un aval de 124 millones con el visto bueno del Banco de España, tiene previsto viajar mañana a París con ánimo de victoria para el PSG-Barça después de homenajear anoche a Cruyff.


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