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“¡Aquí ya no caben más!”: miles de migrantes se acumulan en la frontera sur de México ante el fin del Título 42

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Es de noche en Tapachula y una estampida de migrantes irrumpe a empujones en uno de los accesos a las oficinas del Instituto Nacional de Migración instaladas en el parque Ecológico, en los suburbios de la ciudad. Dos agentes de la Guardia Nacional que cuidan la entrada sostienen con todo lo que dan la barda metálica que han colocado para intentar controlar el flujo de migrantes hacia el interior. Tras la barda, unos dos mil migrantes se apiñan esperando su turno. Los migrantes entran sin control y los agentes intentan detenerlos a gritos. “¡Ya! ¡Ya! ¡Ya!”, grita uno de ellos. Ante el caos, un grupo de venezolanos, también migrantes, se apiada de los agentes y ayuda empujar las bardas y a cortar el flujo.

Los policías se recomponen y uno de ellos grita a los agentes de Migración que intentan controlar al grupo tras la barda: “¡Aquí ya no caben más! ¡Ya no caben más!”, dice exasperado.

Desde hace dos semanas, todos los días miles de migrantes forman kilométricas colas frente a estas oficinas de Migración en la ciudad, la principal entrada en la frontera sur de México. Su objetivo es solicitar al gobierno mexicano un permiso temporal para poder avanzar legalmente hacia la frontera con Estados Unidos. La mayoría de ellos con la esperanza de cruzar al otro lado ante el inminente fin del Título 42, la política estadounidense impulsada por Donald Trump usada para expulsar de forma exprés a los migrantes con argumentos sanitarios.

Migrantes hacen fila para tramitar papeles migratorios el 8 de mayo, en Tapachula (México).Juan Manuel Blanco (EFE)

Los migrantes, venezolanos, haitianos, centroamericanos y hasta africanos, llevan horas e incluso días esperando su turno. Están desesperados. Este lunes han aguantado el implacable sol y temperaturas de hasta 35 grados. Por la tarde, el cielo empezó también a escupir lluvia sobre sus cabezas.

La noticia del fin de esta política, programada para el 11 de mayo, ha provocado una crisis en la frontera sur de Estados Unidos, donde el gobierno ha apostado a 1,500 soldados para reforzar la seguridad e impedir el paso de decenas de miles de migrantes que avanzan hacia ese país. Unos 3,500 kilómetros más al sur, en la frontera de México con Guatemala, hay otra crisis.

Los miles de migrantes que consiguen llegar a suelo mexicano se acumulan mientras esperan un permiso para poder transitar legalmente hasta el norte. Sin embargo, otros deciden seguir su camino arriesgándose a tomar rutas alternas donde no puedan ser detenidos por Migración y ser deportados, arriesgándose a ser víctimas de robos, secuestros, extorsión o hasta la muerte.

Esperar el trámite para seguir avanzando también es un proceso doloroso. “Hermano, yo llevo cuatro días haciendo cola aquí. No me voy a mover ni un centímetro”, dice un venezolano de 37 años, mientras soporta la lluvia al lado de su esposa.

Personas discuten mientras esperan en la fila para tramitar sus papeles, el 8 de mayo.Juan Manuel Blanco (EFE)

La acumulación en la frontera sur no es nueva. Las organizaciones de derechos humanos que trabajan sobre el terreno calculan que en Tapachula hay entre 40.000 y 50.000 migrantes atrapados en esta ciudad, la principal entrada en la frontera sur de México. Muchos de ellos han llegado aquí buscando tramitar una visa humanitaria o estatus de refugiados, pero la lentitud de la burocracia obliga a muchos a regresar o los estanca aquí durante meses.

El pasado 23 de abril, una caravana de cerca de tres mil migrantes salió de Tapachula con rumbo a Ciudad de México. El líder de la caravana, Irineo Mujica, activista de la organización Pueblo sin Fronteras, logró un acuerdo con el gobierno mexicano para que se otorgue un permiso temporal de 45 días a los migrantes a cambio de disolver la marcha que buscaba generar una protesta en la ciudad.

En Tapachula, Migración abrió una oficina ambulante en el parque Ecológico y empezó a otorgar permisos exprés a cientos y luego a miles de migrantes. Algunos periódicos locales reportan que cada día las autoridades entregan más de 1.000 permisos diarios. Sin embargo, la cola parece que no termina nunca. Los migrantes aseguran que los agentes migratorios trabajaron hasta las 2:00 de la mañana para desahogar el lugar. Pero a media mañana del día siguiente la cola vuelve a incrementar.

Aunque Migración emite permisos temporales sin parar, el flujo de las últimas semanas supera por mucho su capacidad. El caos entre los migrantes y la falta de organización por parte de las autoridades provoca que muchos pasen días esperando bajo el intempestivo clima y durmiendo en las calles aledañas.

Un grupo de migrantes se resguarda del sol y calor afuera de las oficinas del Inami, el 5 de mayo.Juan Manuel Blanco (EFE)

El Instituto Nacional de Información informó este martes que entre el 23 de noviembre del año pasado y el 6 de mayo emitió 81.245 permisos temporales a personas de 103 países de los cinco continentes del mundo. Muchos migrantes vienen de países que antes era impensable escuchar en esta región como Kirguistán, Burkina Faso, Djibouti, Estonia, Eritrea, la nación Sri Lanka, Islas Reunión entre otros. Los países que encabezan la lista de solicitantes son Venezuela, Ecuador, Haití, Honduras y Angola.

Nadie sabe qué pasará después del jueves, cuando el Título 42 haya finalizado. Sin embargo, la crisis se sigue agravando en ambas fronteras de México. “Esto no se va a acabar. Detrás de nosotros vienen más y más. Dicen que Estados Unidos va a abrir las puertas y nosotros lo único que queremos es que nos dejen pasar”, dice Óscar, un joven hondureño que lleva tres meses atrapado en Tapachula y tres días esperando el papel que le permitirá avanzar hacia su destino, el norte.

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