El genio, el socio distinto que en cada partido encuentra y el equipo que siempre responde disparan emociones para la memoria. Conmueven. Sacuden los corazones celestes y blancos. También invitan a los neutrales al reconocimiento y a la admiración. Hay una fiesta en el imponente Lusail. Y es para gozarla. Es la fiesta de Messi. Es la fiesta de Álvarez, de Julián. Es la fiesta de la Scaloneta. Es la fiesta de esta Argentina que salta a la final de Qatar 2022, donde espera al vencedor del Francia-Marruecos, con una autoridad descomunal y con otros matices que erizan la piel, porque sucede en el primer Mundial que Diego mira desde el cielo y que coincide con el primero en que Leo maradonea en la tierra. Todo es demasiado fuerte.
Argentina se mete en su sexta final de Copa del Mundo arrodillando a una Croacia que se distingue por su resiliencia, subcampeona en Rusia, con el antecedente de haber eliminado a Brasil en cuartos. Sin embargo, la albiceleste primero la estudia y apenas descubre una posibilidad la destroza con dos golpes. Luego, el nocaut con una maravilla. Siempre con un Messi extraterrestre, el mejor de los Mundiales por escándalo. Ahora con otro cómplice. Esta vez el socio de travesuras fue Julián así como contra Países Bajos lo había sido Dibu Martínez.
Primero, Messi. Cuando la historia estaba cero a cero empezó a tocarse la cara posterior del muslo izquierdo y preocupó. Lo hizo varias veces, elongó. Eso sí, nunca dejó de encarar, de acelerar, de cambiar el ritmo. Lanzó el zurdazo con soltura total en el penal que dibujó el 1-0, ese festejo que le sirvió para superar a Batistuta y quedar como máximo goleador argentino en Mundiales. Más tarde, en el segundo tiempo, con sus 35 años, ridiculizó al enmascarado Gvardiol, a ese croata de 20. Lo paseó de un lado a otro por la banda hasta que le sirvió el tercero a Julián.
Argentina: Emiliano Martínez; Molina (Foyth, m. 86), Romero, Otamendi, Tagliafico; De Paul (Palacios, m. 74), Paredes (Lisandro Martínez, m. 62), Enzo Fernández, Mac Allister (Correa, m. 86); Messi, Julián Álvarez (Dybala, m. 74).
Croacia: Livakovic; Juranovic, Lovren, Gvardiol, Sosa (Orsic, m. 46); Brozovic (Petkovic, m. 50), Kovacic; Pasalic (Vlasic, m. 46), Modric (Majer, m. 81), Perisic; Kramaric.
Goles: 1-0, m. 34: Messi, de penalti. 2-0, m. 39: Julián Álvarez. 3-0, m. 69: Julián Álvarez.
Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Amonestó a los croatas Livakovic (m. 32) y Kovavic (m. 32) y a los argentinos Romero (m. 69) y Otamendi (m. 71). Expulsó por roja directa a Mario Mandzukic, miembro del cuerpo técnico de Croacia, en el minuto 34.
Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales del Mundial de Qatar 2022, disputado en el estadio de Lusail ante 88.966 espectadores.
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Después, Álvarez. ¡Cómo engaña Julián con esa cara de nene bueno, inocente, ingenuo! Siempre está atento para dañar, para insistir, para arrasar con los defensores, para robar cada pelota, para picar. Y para definir. Así forzó el penal. Así gritó el segundo en una corrida fenomenal. Así estuvo atento para sellar el tercero. No exageraba Guardiola con sus elogios.
La conexión de talentos nacidos en River destrabó un desarrollo que en su primera media hora había sido de análisis mutuo. Se estudiaban Argentina y Croacia. Casi nada pasaba en los arcos. Había decidido Scaloni dejar en el banco a Di María para poner a Paredes y construir un mediocampo de equilibrio junto a De Paul, Enzo Fernández y Mac Allister. La intención era nutrir una zona donde Croacia late con Modric, Brozovic y Kovacic.
Sin embargo, de repente, se iluminaron los futbolistas de origen millonario. Enzo Fernández lanzó un pase en profundidad que encontró picando en soledad a Julián Álvarez. En el mano a mano, el del City chocó con Livakovic y el italiano Daniele Orsato interpretó penal. Ese arquero especialista, que había tapado ya cuatro remates de ese estilo en este Mundial, en el quinto no pudo. La ejecución de Messi fue perfecta, con potencia, arriba, cruzada, imposible de frenar.
Como esos asesinos impiadosos, fríos, letales, Argentina estaba dispuesta a dar el golpe del final apenas le ofrecieran otro resquicio. Y Croacia no encontró espacio para reaccionar, tanto que un tiro de esquina a su favor concluyó en una corrida de película de Julián Álvarez de más de casi 60 metros, que incluyó rebotes azarosos en Juranovic y Borna Sosa antes del toque a la red del cordobés nacido en Calchín.
Croacia, en estado de shock, sufría. Mac Allister tuvo el tercero, pero Livakovic lo evitó. Argentina estaba dispuesta a nada conceder. Así Dibu Martínez reaccionó ante un desvío en Tagliafico y salvó el descuento.
Dalic trató de sacudir a su selección con cambios ofensivos: Orsic, Vlasic y Petkovic por Sosa, Pasalic y Brozovic. Ahí Scaloni hizo lo lógico: adentro Lisandro Martínez (por Paredes). Línea de cinco atrás, con tres marcadores centrales para controlar a Kramaric y Petkovic. Pero no hubo caso.
Esta vez la albiceleste no sufrió. No se durmió, no se quebró, nada regaló. Todos crecieron. El 10 siguió maradoneando y Julián acompañando. Y llegó el 3-0 con el baile de Leo a Guardiol y el toque de Álvarez. No importa lo que suceda el domingo. Argentina y Messi ya ganaron.