La inflación de Argentina llegará a un nivel tan alto en julio que significará un “shock” para el gobierno y se mantendrá en un nivel elevado en agosto, dijo el jueves una fuente del Ministerio de Economía, cuyas autoridades se renovaron esta semana para enfrentar una crisis.
Con una inflación prevista del 76 por ciento, escasez de divisas y una pobreza cercana al 40 por ciento, el exdiputado peronista Sergio Massa asumió el miércoles la cartera económica y anunció medidas de austeridad fiscal y de impulso de las reservas internacionales.
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Un modo de reducir gastos será el recorte previsto por Massa de subsidios al consumo de gas, electricidad y agua, que implicarán al Estado un ahorro de 500 mil millones de pesos (3 mil 769 millones de dólares) al año, aunque “el impacto pleno va a estar recién en las cuentas de 2023”, dijo la fuente.
La gestión del presidente Alberto Fernández espera una fuerte reducción del gasto en importación de energía en la última parte del año, a la vez que intentará que el aumento general de salarios al menos “empate” a la alta inflación en 2022.
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En medio de febriles gestiones financieras, Argentina intentará un acuerdo con los países del Club de París -al que adeuda unos 2 mil millones de dólares- “lo más rápido posible”, dijo la fuente.
Massa, un abogado peronista con muchos contactos con inversores estadounidenses, se ha transformado en la última esperanza de la coalición oficialista de centroizquierda, cuya popularidad se ha desbarrancado por las dificultades económicas y las feroces disputas internas.
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