La demócrata Katie Hobbs, en un mitin en Tucson, el pasado 6 de noviembre.JOHN MOORE (AFP)
Las sorpresas siguen llegando a casi una semana de las elecciones en Estados Unidos. Los demócratas se han hecho con Arizona, un sólido bastión republicano que se convirtió en un Estado morado desde que Donald Trump se peleó con la familia del influyente senador John McCain. El expresidente ha sido considerado uno de los grandes perdedores que dejó la contienda del 8 de noviembre. En esa cuenta puede sumarse también el nocáut a su candidata, Karie Lake. La expresentadora de Fox News, quien debutó en la política abanderando iniciativas radicales y rechazando que Joe Biden haya ganado la presidencial en 2020, ha sido derrotada por Katie Hobbs, la exsecretaria de Estado local. Su triunfo ha sido declarado por la agencia Associated Press. Su ventaja es de menos de 19.400 votos con el 98% escrutado.
Hobbs hizo campaña presentándose como la alternativa moderada frente a la línea dura de Lake. La cara de los informativos nocturnos durante 20 años fue una presencia frecuente en los mítines que Trump realizó en Arizona durante la campaña. Sobre el escenario prometía continuar el muro fronterizo y movilizar tropas de la Guardia Nacional a los límites con México para arrestar y enviar a migrantes en campos como los que puso en marcha el polémico sheriff Joe Arpaio en Phoenix. También llamó a Hillary Clinton “una mujer asquerosa” que “debería estar en prisión”. El día de la elección, Lake amenazó al grupo de reporteros que la seguía: “Voy a ser su peor jodida pesadilla durante los próximos ocho años [dos mandatos como gobernadora]… Vamos a reformar a los medios”.
Las dos apuestas más importantes de Trump en el Estado fracasaron: Lake y Blake Masters, quien pretendía arrebatar el puesto en el Senado al demócrata Mark Kelly. No tiene pinta de que Lake vaya a conceder su derrota. Esta noche ha respondido descartando el fin de la carrera: “La gente de Arizona conoce la mierda cuando la ve”. En días pasados había cargado en contra de los funcionarios electorales por el retraso en el conteo y asegurando, nuevamente sin pruebas, que estos favorecían a los demócratas. Como ha pasado en otras elecciones del Oeste, el voto por correo ha favorecido a los candidatos del partido de Biden.
Hobbs será la quinta gobernadora mujer de Arizona y la primera demócrata desde que Janet Napolitano dejó el cargo en 2009. La región fue gobernada desde entonces por los republicanos. Era un leal territorio para los candidatos de derechas a la presidencia. Lo ganaban cada cuatro años desde el año 2000. En 2020, sin embargo, todo cambió para furia de Trump. El expresidente republicano montó en cólera cuando la cadena Fox News se lo adjudicó a los demócratas la noche electoral. Hobbs, como secretaria de Estado, era la encargada de supervisar los votos de esa contienda. Siempre rechazó las teorías de la conspiración del círculo cercano al exmandatario, quienes gritaban a los cuatro vientos que un fraude había sido cometido en su contra. No aportaron ninguna prueba para respaldar el dicho. Esto se convirtió en La gran mentira. Y candidatos como Lake y Masters hicieron campaña basándose en ella.
El triunfo de Hobbs tiene como telón de fondo la defensa del voto y de la democracia, una de las narrativas más fuertes en este ciclo electoral y que ha favorecido a los demócratas y a los republicanos moderados. Hobbs sustituirá a Doug Doucey, un republicano quien ya no podía reelegirse. El gobernador se enfrentó a la furia de Trump argumentando que no existían pruebas de las acusaciones de fraude. Doucey se negó a alimentar La gran mentira, algo que lo hizo un traidor a ojos del trumpismo. El expresidente intentó que Doucey no firmara los documentos que avalaban la apretada victoria de Biden por 10.400 votos en el Estado. Las cámaras de televisión captaron el momento en el que el móvil de Doucey sonara la llamada entrante de Trump, con el himno Saludo al jefe (Hail to the Chief). El gobernador silenció el teléfono y firmó los papeles.
Únete para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Antes de las elecciones de noviembre, en Arizona se desarrolló una batalla por el alma del Partido Republicano. Trump apoyó a Lake y otros candidatos similares, mientras que Mike Pence, quien fue su vicepresidente, visitó el Estado apoyando a empresarios y aspirantes menos vociferantes. En julio ambos coincidieron en sendas giras, escenificando la división que vivía el partido tras el asalto al Capitolio del 6 de enero. Cuando el conteo de votos comenzó a dar la ventaja a Hobbs, Meghan, hija de John McCain, describió con sorna el rezago de Lake: “parece que de hecho sí necesitaba a esos republicanos simpatizantes de McCain que presume que ya no existen”. Algunos miembros de quien fue el candidato republicano en 2008 ayudaron a conseguir fondos a Hobbs. La congresista Liz Cheney invirtió en propaganda en contra de Lake.
Los demócratas, en cambio, mostraron unidad. Cuando Hobbs anunció su intención de convertirse en la candidata, nadie se presentó a las primarias para enfrentarla. Sus constantes apariciones en televisión defendiendo el recuento en Arizona elevaron su perfil nacional, lo que le permitió recaudar millones de dólares para su campaña. Antes de entrar a la política, había sido una trabajadora social en favor de los jóvenes sin techo y de las mujeres víctimas de violencia machista en Phoenix, la ciudad más poblada de Arizona, y donde tuvo un gran albergue para las víctimas.
Hobbs intentó hacer una campaña sin sobresaltos. Hizo eventos públicos acartonados y ciñéndose al guion. Se negó a debatir con Lake con la convicción de que su rival convertiría el encuentro en un carnaval de mentiras sobre las elecciones de 2020. La estrategia parece haberle dado resultado. Arizona será azul los próximos cuatro años. Texas se convertirá desde enero en el único estado fronterizo con México que es controlado por los republicanos.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.