Acertar en los fichajes es básico en cualquier club para lograr los objetivos. Más aún en aquellas entidades que por diferentes circunstancias no cuentan con una cantera prolífica y se ven obligados bien por necesidad, bien por convencimiento, a acudir al mercado con mayor asiduidad. Y una vez puestos a fichar, acertar resulta más complicado si no se cuenta con la billetera llena.
En el Eibar el peso de los fichajes recae en Fran
Garagarza quien, con sus aciertos, ha conseguido en las seis temporadas que el club lleva en Primera armar buenos equipos. Operaciones como los fichajes de Florian
Lejeune, Joan
Jordán, Rubén
Peña o Marc
Cucurella no sólo han aportado rendimiento, sino que han dejado en caja una importante cantidad de dinero.
Sin embargo, en el armario de Fran
Garagarza también hay algunos cadáveres, jugadores que pasaron por la entidad sin pena ni gloria y que, en algún caso, han resultado también una pésima inversión.
El primer fichaje por el que el Eibar pagó un traspaso fue el de Dani
Nieto en la temporada 2014/2015, la del debut en Primera. La entidad armera abonó 150.000 euros al Barça por un canterano que apenas disputó 9 partidos, uno como titular, en los que jugó 218 minutos.
Esa temporada, en el mercado invernal, se produjo uno de los fichajes más extraños de la historia del Eibar, el del central Rafa
Páez que llegó cedido por el Liverpool y que no pudo disputar un solo minutos por defectos en el transfer. Eso sí, el club tuvo que abonar los 35.000 euros de la cesión y los 110.000 del sueldo del futbolista.
Tres cesiones fracasadas
Una temporada más tarde llegaron cedidos Simone
Verdi, del Milan; Eddy
Silvestre, del Murcia e Izet
Hajrovic, del Werder Bremen y tampoco cuajaron. El italiano, talentoso jugador de ataque, disputó 9 partidos, tres como titular, en los que jugó 289 minutos y no marcó. El segundo, prometedor centrocampista, disputó seis encuentros, uno como titular en los que tampoco vio puerta. Y el bosnio participó en siete choques, dos como titular, quedándose igualmente sin marcar.
En la 2016/17 recaló en Ipurua Nano
Mesa, hasta la fecha el negocio más ruinoso para un club que realizó su fichaje más caro hasta la fecha pagando 3,2 millones de euros al Tenerife. El futbolista, al que aún le queda un año de contrato, ha disputado desde entonces seis partidos, sólo uno de titular, para sumar 159 minutos y un gol en Liga ante el Málaga. Mesa ha encadenado varias cesiones al Sporting, al Tenerife y al Cádiz donde juega actualmente.
La temporada siguiente llegarían otros dos futbolistas que entre los dos suman un minuto con la camiseta del Eibar. En verano lo hizo Jordi
Calavera que rápidamente fue cedido al Sporting y que la pasada campaña debutó con el Eibar ante el Betis en Ipurua jugando un minuto. Esta temporada está cedido en el Girona y tiene un año más de contrato.
En invierno llegó cedido desde el Girondins de Burdeos el central serbio Vukasin
Jovanovic que no convenció a Mendilibar y no llegó a debutar.
La pasada campaña todos los fichajes aportaron en mayor o menor medida, pero en este último ejercicio hay dos casos que, a estas alturas, no han ofrecido el rendimiento esperado. El primero es el punta Quique
González por el que el club pagó 3,5 millones de euros y que, aunque ha participado en 11 partidos, sólo en tres ha sido titular disputando 385 minutos en los que no ha marcado un gol. El segundo aún no ha debutado y es el portugués Rafa
Soares, que llegó cedido en inverno desde el Vitoria de Guimaraes. Si se reanuda la Liga ambos quizás puedan revertir esta situación
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