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Aroma de campeón

La gran ocasión perdida de conquistar un título se digiere con amargura y la Real experimentó con dolor esta sensación. La final de la Supercopa se escurrió entre los dedos porque estuvo al alcance de la mano. La cruel derrota, en la agonía de los penaltis, ahondó en la tristeza que los profesionales sintieron al ver cómo Ter
Stegen dilapidaba a base de paradones un sueño real como la vida misma. El sol salió al día siguiente y la plantilla ha sacado a relucir su orgullo sin tiempo que perder. Se ha conjurado para dejarse la vida en el empeño de volver por los fueros de esta Supercopa.

Con todo el disgusto que supone caer eliminados de una semifinal en la tanda de penaltis, la Real volvió de Córdoba reforzada. El vestuario, afectado nada más consumarse la derrota, se ha levantado en las horas posteriores al golpe para declararse en la rebeldía de codearse con los mejores. Porque se cree capaz de viajar cerca de la gloria.

La actuación contra el Barcelona en toda una semifinal ha dejado un dulce sabor, más allá del resultado. La Real puso contra las cuerdas a una potencia como la blaugrana que, aún con la ausencia de Messi, colecciona estrellas como Ter
Stegen, Alba, De
Jong o Griezmann. La respuesta txuri urdin ha sido reconocida. La Real tiró más (19 lanzamientos a puerta) que el Barcelona (18); completó más pases (786 por 450); trazó más regates (34 por 24); hasta Remiro realizó más paradas (6) que el estelar Ter
Stegen (4) en los 120 minutos previos a los penaltis. Las del alemán fueron antológicas, claro, y la Real falló en la verdad de la definición.

Imanol repesca la mejor versión

Los lesionados Aritz y Silva fueron las principales ausencias de una alineación con galones. Imanol apostó por la guardia pretoriana de las grandes ocasiones y repescó la mejor versión de la inmensa mayoría de los elegidos. La necesaria para proclamarse candidatos a todo.

Gorosabel y Monreal fueron dos laterales de máxima fiabilidad. En el eje, Zubeldia y Le
Normand se terminaron compenetrando con notable eficiencia. Zaldua se incorporó a la prórroga con fuerza en una defensa que agradece la estabilidad.

Guevara y Guridi conectaron en el centro del campo a la espera de que Silva regrese. A Merino cada vez le pesa menos el rango que le impone el entrenador y volvió a jugar un partido formidable. Como Oyarzabal, el eterno partícipe en las jugadas importantes, como el empate de la semifinal. Isak se entona en esta Real con recursos y Januzaj brilló con luz propia en calidad de revulsivo.

El potencial de la plantilla invita a pensar en que la gloria está ahí. A la vuelta de la esquina. El calendario abre un punto de inflexión para seguir destilando este aroma de campeón que se le adivina a la Real. Arranca la segunda vuelta de la Liga y la Copa, con la Europa League y la final contra el Athletic en el seductor horizonte.


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