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Arturo González-Campos: “La única manera de hacer comedia es ir a los sitios donde no va nadie”

Esta es la historia de un tipo que se gana la vida hablando con sus amigos de cosas que les gustan. Arturo González-Campos (Madrid, 53 años) ya era el presentador de los podcasts de éxito Aquí hay dragones (Podium) y Todopoderosos, elaborados con una troupe fija formada por el escritor Juan Gómez-Jurado, el humorista Javier Cansado y el cineasta Rodrigo Cortés, cuando, unos meses antes del confinamiento, le surgió la oportunidad de hacer Mi año favorito (también en Podium, la plataforma de Prisa Audio), un particular espacio de entrevistas junto al actor Dani Rovira, otro amigo, que ahora llega a la pantalla de la mano de Movistar Plus+ producido por Lacoproductora.

“Soy un friki que ha conseguido vivir de ello. Sí, sin duda. Soy muy fan de la gente que hace cosas. Hay que dejarse de opinar sobre las cosas que hacen los demás y hacer tú tus cosas. Y a eso me dedico. Mi farsa ha sido absolutamente eficaz. He conseguido vivir de las frikadas, de las cosas que me han gustado toda la vida”, reconocía la semana pasada en un bar cerca del centro de Madrid. La cita tiene como objetivo hablar del nuevo programa, pero con González-Campos —mítico locutor de la radio nocturna, humorista, guionista, podcaster, autor de más de una decena de libros— las conversaciones pueden tener un objetivo, pero luego van por cualquier lado, como Mi año favorito.

Leonor Watling con Arturo González-Campos y Dani Rovira durante el primer programa de ‘Mi año favorito’.

Surgido casi por casualidad y “sin muchas pretensiones”, el programa parte de una idea simple: el entrevistado elige un año y desde ahí se llega a sitios insospechados. Tras más de 40 programas por el podcast han pasado la actriz Leonor Watling (que estrena el formato televisivo, compuesto por 13 capítulos, a partir de este 16 de marzo), el presentador Andreu Buenafuente, la escritora Espido Freire o el cómico Ignatius Farray, entre otros. ¿Cómo eligen a los invitados? Sencillo: porque les apetece a los presentadores. “Hay un factor en Mi año favorito y en general en todos los podcasts que hago, un factor bastante intangible y sin embargo me parece que es el más importante que es la agustición”, explica González-Campos, encantado con el palabro. “Hay una magia especial cuando estás hablando con alguien con quien tienes una afinidad. Y eso se consigue a base de agustición, algo que nunca se mide cuando hacen estas cosas de los algoritmos y demás. Esto aparece o no aparece, es como el amor. Hay tantas fórmulas ahora que se está olvidando”.

En Mi año favorito la fecha elegida es una excusa: “En realidad es todo una excusa porque es un programa eminentemente de comedia. Somos de la pamplina, somos dos payasos”. Y, además, no hay guion: “Nada de nada. Lo que decimos en el programa es verdad. Miramos en la Wikipedia lo que pasa ese año y ahí tenemos unos ítems. A partir de ahí es el salto al vacío”. El equipo que forma con Rovira se adapta con soltura a este caos, en el audio y en el audiovisual, como pudo comprobar este diario la semana pasada durante la grabación de una de las entregas, con la cantante Rigoberta Bandini haciéndoles el juego encantada. “No quiero hablar mal de Dani, pero es una persona cuyo talento me molesta. Es completamente imposible tener guion porque a él lo que le divierte es eso de lanzarnos al vacío. Es un kamikaze de la comedia”, adula a su compañero entre risas.

Ahora, esto tiene sus peligros. “El riesgo es que te la puedes pegar. Y nos ha pasado. Y cuando te la pegas asumes como cómico el salto al vacío, que es en realidad lo que debe hacer un cómico. Porque la única manera de hacer comedia es ir a los sitios donde no va nadie y si no va nadie es porque igual hay peligro”, argumenta antes de entrar sin reparos en aquello de los límites del humor, la ofensa y demás. “Los límites del humor los tiene cada uno, como los límites del gusto”, asegura. Y, como ejemplo de que el gusto puede ir por donde uno quiera, ofrece la sopa de arroz con aceitunas, su particular cruzada gastronómica, por ahora lanzada sin el éxito deseado. “Sí me pongo límites. No por nada, sino porque no es mi estilo el de intentar molestar. Hay géneros en la comedia y hay especialistas en cada género”, concreta.

Dani Rovira y Arturo González-Campos con uno de sus colaboradores (J J Vaquero, en el centro) haciendo un poco el gamberro.

Twitch no podía quedar fuera del radar de este espíritu hiperactivo. Ahora, su aproximación a la plataforma de retransmisiones en directo no deja de ser peculiar. “Me divierte muchísimo. Pongo películas mudas y las comento. Y me vuelve loco. Ponerte a ver películas mudas no es algo que pongas en tu perfil de Tinder y, sin embargo, he descubierto que hay gente suficiente que está dispuesta a ver una peli muda y pasar un rato fabuloso comentándola. Nos juntamos gente muy rara. Muy peligrosa”, comenta repartiendo risas y pasión.

En una carrera tan diversa y movida el fracaso está en el horizonte. Es un tema que González-Campos tiene muy pensado. “Los españoles tenemos una idea muy poco española de los españoles, pero en realidad Don Quijote, uno de los grandes mitos españoles, es la historia de un fracasado a caballo por la Mancha. El español ha hecho gala de su fracaso. Llevamos el fracaso con dignidad y eso es bueno”. Con este giro de la conversación y un programa por estrenar, la pregunta es inevitable. ¿Qué va a pasar? “No tengo ni idea, pero como todo en la vida. Nunca se sabe. La tele es la tele y las cosas pasan de una manera tozuda e intangible”.

Piedra, papel o tijera

Como tantas cosas en la vida de Arturo González-Campos, el podcast Todopoderosos surge de la amistad entre sus presentadores, de sus gustos, de su pasión. “Son la traducción de algo que ya ocurría en realidad: nos juntábamos los cuatro para comer y se nos hacían las diez de la noche hablando de Kubrick o de Stevie Wonder o de lo que fuera y un día dijimos: a lo mejor a alguien le apetece escuchar, o a lo mejor no. Pero da igual. Siempre hablamos desde la maravilla, la admiración y el agradecimiento. Desde la magia”. 

Los mismos protagonistas, pero con una dinámica distinta, despliegan su humor en Aquí hay dragones, donde Javier Cansado, Juan Gómez-Jurado y Rodrigo Cortés deciden el turno de intervención jugando a Piedra, papel o tijera ante un estupefacto González-Campos, que no siempre acierta con el arbitraje. “Es el plan de Rodrigo para hundir mi carrera, mi prestigio, mi todo. Es una idea de Rodrigo que me fuerza a hacer algo de lo que soy incapaz, que es coordinar un juego, un juego que no entiendo. Y es a lo que se dedican todos estos cabrones, a hundir la carrera de una estrella de la comunicación como soy yo. Solo existen para eso”, brama entre risas, muchas risas.

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