Asesinado en una emboscada el creador del programa nuclear iraní


Han pasado casi 20 meses desde la firma del Plan de Acción en Ginebra que convirtió las conversaciones nucleares que se arrastraban desde 2003 en una verdadera negociación con voluntad de alcanzar un compromiso por ambas partes. Durante este tiempo, las expectativas iniciales se han moderado, pero existe la impresión generalizada entre los iraníes de que con el acuerdo, su país va a cambiar para siempre. Atrás queda el Irán marginado en los foros internacionales, frustrado ante la limitación de las sanciones y afectado de una terrible mala imagen. Atrás queda también la coartada del rechazo exterior para justificar los problemas internos. Así evalúan el pacto algunos destacados analistas.

Mostafa Zahrani, director general del Instituto de Estudios Políticos e Internacionales (IPIS): “Los iraníes están convencidos de que no pueden ser ciudadanos de segunda clase en la comunidad internacional y por lo tanto la mejora de las relaciones tendrá un profundo impacto psicológico. Dentro del país, [es de esperar] un nuevo impulso a la moderación, las reformas y la democracia, aunque a algunos no les guste”.

Abbas Abdi, analista político, revolucionario y reformista desencantado: “No se trata de un mero acuerdo nuclear, tiene un significado más profundo. Irán ha llegado a un entendimiento con el resto del mundo y eso estabilizará la política exterior del país y tendrá efectos regionales”.

Saeed Laylaz, economista próximo al Gobierno: “El impacto va a ser más psicológico que real. Aunque desde que se iniciaron las negociaciones hemos tenido una estabilidad sin precedentes en la economía, los efectos del acuerdo van tardar un par de años en notarse”.

Mohammadreza Taraghi, analista conservador cercano al líder supremo : “Es un reconocimiento de nuestra entrada en el club nuclear, algo que hemos logrado con las superpotencias en contra. Va a ser un ejemplo para el resto de los países y demuestra que la lógica iraní estaba bien orientada en sus relaciones internacionales y no necesita la guerra para lograr sus objetivos. También prueba que las resoluciones de la ONU en contra de Irán fueron el resultado de falsedades. Ayuda al prestigio internacional de Irán, que podrá extender su influencia en la región”.

Kamal Taheri, director de Resanehyar, una agencia de apoyo a medios extranjeros: “El acuerdo no es importante, no va a cambiar nada. Desconfiamos de EEUU y los europeos. Ahora encontrarán otro pretexto para humillarnos, sean los derechos humanos, el plan de paz para Oriente Próximo o el terrorismo”.

Davud Hermidas-Bavand, politólogo: “Nos encontrábamos en un callejón sin salida debido a la mala gestión interna y a la creciente presión de las sanciones internacionales. Resolverlo iba en el interés de la gente. Ahora hay que aprovechar el potencial para mejorar de forma pacífica la situación de la población”.


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