Llega el fin de semana y, si te apetece hacer una excursión de día para disfrutar de tiempo de calidad con tu familia, cerca de Madrid hay un pueblo precioso que tiene unos paisajes increíbles. Se encuentra en el sudoeste de la Comunidad de Madrid, muy cerca de la frontera con Toledo.
Fue un enclave muy importante durante la Reconquista, y vivió su época de mayor esplendor entre los siglos XVII y XVIII. A pesar del paso del tiempo, ha sabido conservar su legado patrimonial, y a día de hoy alberga monumentos de gran interés.
¿Qué ver en Villa del Prado?
Se trata de Villa del Prado, un pueblo situado a 70 kilómetros de distancia de la capital. Pasear por el casco antiguo es una gran experiencia, con la Iglesia Santiago Apóstol del siglo XV como principal icono.
El patrimonio de la localidad cuenta además con varias ermitas, como la de Nuestra Señora de la Poveda, construida en el siglo XVII y de estilo barroco. Merece la pena acceder al interior para observar la imagen de la patrona del pueblo. Otras ermitas importantes son la del Cristo de la Sangre y la de Santa Lucía.
El Ayuntamiento es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura castellana del siglo XVII. En lo que respecta al patrimonio civil de Villa del Prado, los monumentos más destacados son el Palacio de Álvaro de Luna, y las fuentes de Picañejo, de los Caños y de la Reguera.
Esta preciosa localidad de Madrid, además de por sus monumentos, se caracteriza por sus increíbles paisajes. Una de las rutas de senderismo más interesantes es la que transcurre entre Villa del Prado y Pelayos de la Presa. Con una distancia de 16,65 kilómetros y un desnivel, se tardan entre cuatro y cinco horas en completarla.
Por lo tanto, para una excursión de día, puedes hacer la ruta de senderismo por la mañana y dedicar la tarde a conocer los encantos de Villa del Prado.
San Martín de Valdeiglesias
A tan sólo 20 kilómetros de Villa del Prado se encuentra San Martín de Valdeiglesias, uno de los pueblos más bonitos de la Comunidad de Madrid. El Monasterio de Santa María de Valdeiglesias, cuyo origen se remonta al siglo XII, está declarado Bien de Interés Cultural.
El Castillo de Coracera fue construido en 1434 por orden de Don Álvaro de Luna. También es interesante visitar la Ermita de la Sangre, que recibe este nombre porque en el siglo XVI los habitantes del pueblo se levantaron en armas contra el ejército de Don Diego Hurtado de Mendoza.
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