El primer partido post coronavirus en el Wanda Metropolitano, el Atlético-Valladolid, estuvo marcado también por el celo que pusieron tanto el club rojiblanco como LaLiga para que todo saliera a la perfección, extremando al máximo las medidas de seguridad.
Además de los miembros de los equipos, sólo efectivos de seguridad, trabajadores del club y medios de comunicación (en número reducido, y entre los que se encontraba Mundo Deportivo), pudieron acceder al Metropolitano para presenciar el encuentro.
El control de acceso a los periodistas, como en el resto de partido de LaLiga, fue exhaustivo. Se controló hasta el más mínimo detalle. Hubo que entrar por grupos, cada uno a su hora, según la función que se desempeñe. Dos controles de temperatura, uno en el perímetro, y otro ya dentro del estadio, poniendo la mano, el brazo o la frente en el lector. Gel hidroalcohólico para las manos y desinfectante para las mochilas. Estos controles fueron pasados por todos aquellos que entraron al Metropolitano.
Y ya en la tribuna de prensa, todos separados. También los trabajadores del club o los miembros de seguridad. Al menos tres metros entre periodista y periodista en el Metropolitano. No se usaron los ascensores, y empleados del club llevaban, por grupos, a los redactores a su ubicación. Y nada más terminar el encuentro, fuera del estadio.
Porque ahora, no se hacen ruedas de prensa al uso y los futbolistas tampoco se paran ante los medios de comunicación en la zona mixta. Todo de forma telemática.
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