El clásico de San Mamés, el primero que vio Florentino Pérez desde el palco del nuevo estadio rojiblanco, pintaba al 0-0 a veinte minutos de su conclusión. Ambos equipos estaban quemando sus respectivas naves, pero la inspiración de cara a gol e incluso las propias ocasiones estaban brillando por su ausencia. Todo parecía quedar reducido a la genialidad de alguno de los cracks de turno, a una acción a balón parado o alguna infracción dentro de las respectivas áreas.
[+]Mira el resumen del partido
González González, a instancias del VAR, tiró por la tercera vía. Un lance entre Dani García y Marcelo que pasó desapercibido a ras de césped hasta para los protagonistas de uno y otro bando, pero no para el colegiado encargado de revisar todas aquellas acciones susceptibles de interpretación o corrección lejos del campo, a cobijo y respaldado por la tecnología punta en esta materia. De la nada sobre el verde surgió un penalti. A favor del Madrid, eso sí.
Sergio Ramos, como suele ser habitual de un tiempo a esta parte, no desperdició tal lance para marcar desde el punto fatídico.
Hasta ahí todo podía entenderse como normal incluso. La repetición de una misma acción desde diversos puntos de toma es lo que tiene.
El problema llegó poco después. Apenas un par de minutos más tarde. Raúl García quedó tendido dentro del área madrileña. El navarro, que no acababa de ser protagonista directo de acción con balón alguna, se quejaba de manera ostensible. El árbitro pidió información al respecto vía pinganillo.
Este compás de espera sirvió para, vía repetición de la jugada, comprobar que el capitán blanco había pisado al futbolista del Athletic. Pisotón muy claro. Penalti de libro. González González, en cambio, no fue requerido para acudir al VAR. Sigan, sigan.
Repliegue intensivo
El gol de penalti de Sergio Ramos, en definitiva, marcó la diferencia en San Mamés en un encuentro en el que Garitano volvió a repetir el once titular de Mestalla, el once que más veces ha repetido en lo que va de Liga. Zidane, en cambio, fue más generoso a la hora de las rotaciones. El técnico galo introdujo cinco cambios respecto a la alineación que presentó días atrás en Getafe.
Los blancos salieron decididos, valientes, con ganas de hacer daño al Athletic a las primeras de cambio. Los leones ni se inmutaron, pese al madrugador aviso de Asensio con opción posterior para Benzema. Cuestión de ajustar piezas.
Este impulso inicial merengue fue perdiendo en intensidad con el discurrir de los minutos. Los leones habían conseguido situarse, con Muniain ejerciendo en banda derecha y Raúl García por detrás o al lado de Williams. Unai López se atrevió incluso a probar suerte desde fuera del área.
El primer contratiempo para el Athletic surgió en forma de lesión de Yeray. El bravo central rojiblanco, con un problema muscular en su pierna derecha, fue sustituido por Unai Núñez. Justo después del cambio, el Madrid volvió a crear peligro.
En busca de chispa
Williams, sin embargo, acaparó el protagonismo ofensivo con varias llegadas y remates ante el segurísimo C
ourtois. Una de ellas, culminada con picada ante el belga por encima del larguero, fue muy clara, aunque el colegiado la invalidó por fuera de juego.
La tónica del clásico apenas varió tras el descanso. El Madrid arrancó más fuerte ante un Athletic, con claros síntomas de cansancio, cada vez más replegado; pero siempre dispuesto a sorprender en ataque. Vesga y De Marcos entraron entonces por, cómo no, Unai López y Córdoba. Los de siempre.
El polémico 0-1 de Sergio Ramos obligó a ambos técnicos a mover ficha. Garitano buscó más chispa arriba con Sancet y Villalibre. Zidane, en cambio, prefirió abrir más el campo con Lucas Vázquez y Vinicius. La irrupción de K
roo
s se produjo más tarde. De Marcos tuvo su opción en estos últimos minutos y Benzema, que acabó siendo sustituido por Jovic, la suya ante un certero Unai Simón.
El partido está llamado a un 0-0 hasta que el VAR entró en acción. Curioso, por cierto, lo de la interpretación de voluntariedad o involuntariedad en ciertas acciones.
Source link