Los centros educativos se preparan para afrontar su reapertura una vez se pueda ir volviendo a la normalidad, aunque durante la mayor parte del próximo curso se verán afectados por las normativas sanitarias para la prevención de la transmisión del virus.
La desinfección de los espacios y el distanciamiento físico entre personas marcará la vuelta de los alumnos a la universidad. Los rectores opinan que la ocupación en las aulas no sobrepasará el 25% de su aforo actual en las primeras fases, un porcentaje que se irá viendo incrementado progresivamente hasta llegar al 50%.
Se calcula que se deberán destinar 15 metros cuadrados por persona, por lo que las aulas magnas se presentan como la mejor opción para ello. En todo caso, la limitación del espacio obligará reducir la docencia presencial, a entre la mitad y un cuarto del horario habitual. El resto será online. Se reservará para clase in situ los talleres, seminarios y prácticas.
De manera paralela se está preparando el teletrabajo, con horarios de presencia reducidos en el centro, lo que dejará a un 20% la actividad presencial. También se contempla flexibilidad en las entradas y salidas para evitar coincidir.
Algunas universidades están apostando por no comprar más ordenadores de mesa (PC) y adquirir sólo portátiles por si se prolonga o se asienta la cultura del teletrabajo.
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