Así será la nueva normalidad que le espera a San Mamés


El que haya echado un ojo a lo sucedido en la Bundesliga este fin de semana puede hacerse una idea de lo que será el fútbol cuando la pelota vuelva a rodar en San Mamés. Habrá puntos en juego, pero en el ambiente sobrevolará la sensación de que se trata de un amistoso veraniego en un pueblo cualquiera de Centroeuropa. La situación cambiará en los estadios de todo el mundo hasta que vuelvan a permitirse grandes aglomeraciones.



Seguirá jugando once contra once en el verde y habrá una pelota de por medio, aunque no habrá nadie rodeándoles. El panorama incluso variará para los propios futbolistas, que tendrán que aclimatarse a protocolos muy estrictos marcados por las autoridades sanitarias y por la propia competición.

El bullicio habitual en Pozas en los instantes previos a cada encuentro del Athletic, las prisas en la explanada de San Mamés o el jolgorio y el nerviosismo en el interior del estadio. Pasarán meses hasta volver a verlo y tocará acostumbrarse a la dichosa nueva normalidad. No hay una fecha exacta para el reinicio de la Liga. Tebas apuntó el 12 de junio, aunque es la visión más optimista. Otra opción que está sobre la mesa es la del 19 del próximo mes. En cualquier caso, las gradas estarán vacías. Se confirmó en el BOE emitido el sábado.

La Bundesliga ejerció de avanzadilla. El silencio fue el gran protagonista. Basta como ejemplo lo vivido en el Signal Iduna Park, uno de los campos más ruidosos del mundo, durante el derbi entre el Borussia Dortmund y el Schalke 04. Solo se escuchaban las voces de los jugadores, de los técnicos, del speaker o los golpeos al esférico. Se puede trasladar a lo que se vivirá en San Mamés cuando la competición regrese con el partido entre el Athletic y el Atlético.

Algunos clubes han optado por situar fotografías de cartón de sus seguidores en las gradas, previo pago de dinero, o por introducir sonido ambiente a través de la megafonía. Tebas apuntó la semana pasada que se encuentran estudiando diferentes alternativas para intentar disminuir esa sensación de vacío.

El protocolo establecido por la Liga señala que únicamente podrán estar unas 200 personas en total dentro del estadio en el que se vaya a disputar un partido. Se tomará la temperatura a todos los que accedan al recinto. Quizás en un futuro no muy lejano también se haga con todos los espectadores.

No solo será extraño en el interior de San Mamés. Si algo caracteriza un encuentro del Athletic es el clima previo que se genera. Una rutina que también deberá esperar. No habrá poteo entre cuadrillas. Los hinchas zurigorris tampoco podrán reunirse en un bar para presenciar juntos el partido de su equipo. Ni recibir al bus si hay algo importante en liza. Se tendrán que conformar con apoyar en la distancia. A los clubes les tocará tirar de ingenio para estar cerca de los suyos. Será un reto mayúsculo.

El que haya visto la Bundesliga se puede hacer una idea. Habrá puntos en juego, pero sobrevolará la sensación de que se trata de un amistoso veraniego en un pueblo de Centroeuropa

El socio habitual de San Mamés se sentirá raro cuando tenga que sentarse en el salón de su casa para ver un Athletic-Atlético. Lo sentirá igual de cerca que un Dortmund-Schalke. Puede que les cueste entrar en dinámica futbolera porque no es lo mismo. Eso sí, la realización televisiva ofrecerá distintos ángulos de visión. A costa, claro está, de la falta de público en las gradas.

El protocolo se ha diseñado para tratar de cuidar hasta el más mínimo detalle. Siempre con el objetivo de proteger la salud de los protagonistas. Es la única fórmula para concluir la competición. Los equipos deberán ser muy pulcros con la higiene y con la limpieza. A cada jugador le esperará en el vestuario una bolsa individual con su ropa que habrá sido depositada previamente por el encargado de material. Los contactos se limitarán al máximo. Evidentemente, los vestuarios habrán tenido que ser desinfectados.

Entre las reglas que regirán la nueva normalidad del fútbol figura que los futbolistas deberán cambiarse de ropa en el descanso. Por supuesto, nada de permutar la zamarra con un rival. No habrá saludo previo entre rivales ni fotografía del once que inicia el choque ni celebración de goles con abrazos. Al menos es la recomendación. ¡Hasta igual vemos cinco cambios por conjunto! Es posible que se amoneste por escupir al suelo o que los jugadores se sienten en el banquillo con mascarillas y guantes y estén separados por dos metros. El fútbol que llegará próximamente a San Mamés será muy extraño.


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