Asier Garitano es un entrenador que se caracteriza por su capacidad de trabajo. Transcurridas ya 15 jornadas, tres meses y medio de competición, ya ha logrado imprimir su sello propio al Alavés que heredó de Abelardo. Tras una apuesta inicial por la continuidad, ha mantenido varias de las virtudes del pasado curso y ha conseguido imprimir al bloque su sello personal, con una idea fija y rica en variantes tácticas a la que se han ido sumando varios futbolistas.
Si notable es la capacidad de trabajo del técnico, excelente es también la predisposición de su plantilla para abrazar el nuevo libro de estilo y evolucionar. Mucho ha mejorado el equipo desde que, con un juego ultradefensivo, arrancó cinco sabrosos puntos en las tres primeras jornadas.
Todo ello, además, con el mérito de saber sobreponerse a las duras derrotas sufridas en los derbis -Athletic (2-0) y Real Sociedad (3-0)- y a la dificultad añadida de incorporar futbolistas en ya con la competición iniciada. Con su entrenador ya cuestionado, el equipo supo reaccionar frente al Mallorca en Mendizorrotza (2-0). Ese día inició una escalada en la tabla amparada en la brillante trayectoria en casa, donde ha cosechado 14 de sus actuales 18 puntos.
Abanico más amplio
El técnico babazorro comenzó el curso con 12 futbolistas integrando su núcleo de máxima confianza. El arranque no fue sencillo, con jugadores como Magallán o Burke llegados en el último suspiro del mercado veraniego, con la competición ya iniciada, el tardío traspaso de Maripán al Mónaco o la salida de algunos jugadores que, tras entrenar durante la pretemporada, ya no seguían en el equipo. Además, tocaba resetear la mente de otros, como Guidetti y Dani Torres, con los que el club no contaba, pero no pudo encontrarles salida.
Con todo ello, Asier Garitano se encontró un Alavés que heredaba un sólido sistema defensivo de la etapa Abelardo, pero deslabazado en ataque, con una línea ofensiva escasa de efectivos y con todos sus elementos recién llegados.
Tiró de manual y trabajo el vasco para añadir adeptos a su causa. Mantuvo la confianza en el joven Borja Sáinz para sumar elementos a las bandas.
Con Burgui aún lesionado y Guidetti lejos de su mejor nivel. Aleix Vidal, Lucas Pérez, Joselu y Luis Rioja aparecían como los principales elementos en ataque para iniciar la competición.
Lo mismo ocurría con el eje de la zaga, mermada por la inesperada marcha de Maripán y las lesiones de Laguardia y Ximo Navarro. Con todo ello, urgía conseguir una muy rápida adaptación de los dos últimos fichajes, el central argentino y el extremo escocés.
El núcleo inicial estaba integrado por Fernando Pacheco, Martín, Laguardia, Ely, Rubén Duarte, Tomás Pina, Manu, Wakaso, Aleix Vidal, Lucas Pérez, Joselu y Luis Rioja. A él se han ido incorporando Ximo Navarro, Magallán, Pere Pons, Burke o Borja Sáinz, con Sivera siempre presto para responder cuando ha sido necesario. Le toca ahora el turno a Burgui, recién salido de su larga lesión de rodilla.
Ataque compensado
La notable evolución del equipo ha ido acompañada de resultados, condición irrenunciable en el fútbol profesional. Con el paso de las jornadas, la línea ofensiva se ha ido conjuntando. Lucas Pérez y Joselu forman una dupla que marca la diferencia al anotar 14 de los 17 goles del equipo.
Aleix Vidal va a más y ya aporta destellos interesantes, mientras que Luis Rioja, Burke y Borja Sáinz se presentan como piezas más que interesantes. En cuanto a Burgui, necesita tiempo y tendrá sitio si, como él mismo ha indicado en las últimas fechas, ofrece el trabajo defensivo innegociable para el técnico babazorro. Todos ellos han formado una línea de ataque compensada y con el necesario número de efectivos. El resto, con Guidetti a la cabeza, deberán seguir peleando para ganarse un rol.
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