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Asombroso Pedri

El Barça ya tiene equipo y también a un jugador singular llamado Pedri para marcar la diferencia en los partidos empantanados como el planteado por el Sevilla. El canario marcó un gol antológico que evocó las mejores jugadas de Ronaldinho y de Messi para coronar una faena de gigantes en el asombrado Camp Nou. No pararon los azulgrana de dar vueltas al encuentro como jabatos hasta que compareció el mago Pedri, señalado por el entrenador como sucesor de Iniesta, y puso al Barcelona segundo en la Liga.

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Ter Stegen, Piqué, Alves, Alba, Ronald Araújo, Frenkie De Jong (Gavi, min. 73), Pedri, Busquets, Ferrán Torres, Ousmane Dembélé (Nico González, min. 90) y Aubameyang (Depay, min. 80)

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Bono, Koundé, Rekik (Rafa Mir, min. 81), Diego Carlos, Jesús Navas (Montiel, min. 77), Joan Jordán, Gudelj (En-Nesyri, min. 77), Lucas Ocampos, Lamela (Jesús Corona, min. 66), Rakitic y Anthony Martial (Augustinsson, min. 82)

Goles 1-0 min. 71: Pedri.

Árbitro José María Sánchez Martínez

Tarjetas amarillas Busquets (min. 60), Ousmane Dembélé (min. 81), Jesús Corona (min. 84), Piqué (min. 84), Montiel (min. 84) y Lucas Ocampos (min. 87)

A los azulgrana se les hará corto un campeonato que el Sevilla no sabe cómo acabar, doblegado en un partido titánico en el Camp Nou. Acostumbrados al empate, los andaluces se vencieron ante la dinámica ganadora del equipo de Xavi, el técnico que pone buena cara al mal tiempo y anima a los culers a acudir al campo en jornadas heladas como la de este domingo en Barcelona. El calor que desprende el fútbol del Barça derrite a los equipos más fríos.

El Sevilla precisa de partidos exigentes como el del Camp Nou para disimular el aire que tiene de equipo agotado, exprimido por el calendario y maltratado por las lesiones, sin más horizonte que el de ver pasar el tiempo, alejado de los títulos y de las finales programadas en su propia ciudad después de perder de vista al Madrid en la Liga. No ha perdido madurez ni competitividad por más que le pueda la fatiga y el estrés, confundido también sobre sus aspiraciones si se atiende a la amplitud de su plantilla y al manual de Lopetegui, un entrenador al que le puede la tensión y en cambio avala su riqueza táctica, muy intervencionista ante el Barcelona.

El Sevilla formó sin un 9 clásico y se adornó con una larga posesión después de ganar el sorteo y obligar a cambiar de campo al Barça. Apostó Lopetegui por tener la pelota y también por las transiciones después de abrir el campo con jugadores como Lamela, Ocampos y Martial. El plan obligó a los azulgrana a correr para replegar rápido, fuertes en la presión y orientados hacia el costado de Dembélé. El francés no paraba de cruzar centros y Alba se prodigaba en los cambios de orientación ante la falta de juego interior en un choque abierto y con más suspense que ocasiones en un excitado Camp Nou.

Sobresaliente Bono

Ferran no atinaba cuando tenía que acabar sus diagonales y no entraba en juego Aubameyang. Mucho más lejos del remate estaba el Sevilla. La tensión defensiva dominaba las áreas a pesar de que la iniciativa era siempre del Barcelona. Los azulgrana recuperaban el balón en cancha contraria y de forma progresiva acabaron por cercar el arco del Sevilla. Ferran no supo rematar una asistencia de Dembélé después de un pase precioso de Pedri y Bono respondió a un disparo de Aubameyang. Jugaba bien y chutaba mal el Barcelona.

Nadie de la grada se quejaba por la alineación de Xavi. La afición ha regresado al estadio convencida por el fútbol de un equipo que ya no tiene dudas ni siquiera en el equipo titular: las únicas incógnitas son la del central que acompaña a Piqué y el lateral derecho, puesto al que regresó Alves. Aunque el punto débil del Barça está en su defensa, después de que se afinara en ataque y se estabilizara la línea de centrocampistas, el Sevilla no encontró la portería hasta el minuto 48 con Lamela.

Los barcelonistas perseveraron en su ofensiva, fluidos y pacientes en el inicio de la jugada y negados en el último pase y la definición, demasiado precipitados y reducidos por la contundencia de Koundé y Diego Carlos y la omnipresencia de Bono. Ni siquiera Pedri, excelente con la cintura, parecía saber cómo puntear ante Bono. Había mucha impaciencia y faltaba precisión para descerrajar la portería del Sevilla. El desbocado ataque azulgrana, reiterativo en las pérdidas, comportaba el contragolpe del plantel de Lopetegui.

Hasta que el cuero regresó a los pies de Pedri. El tinerfeño no perdonó con la derecha después de recibir de Dembélé. Pedri controló el cuero con la zurda en el balcón del área, amagó con dos fintas que dejaron tirados a Rakitic y Diego Carlos para cruzar con la derecha al fondo del portal de Bono. Ante la prisa colectiva, se impuso la pausa de Pedri, el mago que domina el espacio y el tiempo, el pasador convertido en rematador para culminar la ambición del Barça.

Un gol precioso que inflamó a una hinchada tan convencida del éxito como el equipo después de un remate de Piqué al larguero de Bono. A la variedad ofensiva dirigida por Araujo siguió un esforzado ejercicio defensivo para poner a salvo el gol de Pedri. Nada mejor que una jugada luminosa para acabar con un partido angustioso por la resistencia del Sevilla y para situar al Barça a rebufo del Madrid.

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