WASHINGTON – Un número cada vez mayor de consumidores se está retrasando en los pagos de sus automóviles, una tendencia que los analistas financieros temen que continúe, en una señal de la tensión que el aumento de los precios de los automóviles y la prolongada inflación están teniendo en los presupuestos familiares.
Los embargos se redujeron al principio de la pandemia, cuando los estadounidenses recibieron el impulso de los cheques de estímulo y los prestamistas se mostraron más dispuestos a complacer a los morosos. Pero en los últimos meses, el número de personas que se han retrasado en los pagos de su coche se ha acercado a los niveles prepandémicos, y para los consumidores de ingresos más bajos, la tasa de impagos de préstamos está superando ahora el punto en el que se encontraba en 2019, según datos de la agencia de calificación Fitch.
Los analistas del sector temen que la tendencia continúe en 2023, ya que los economistas prevén un aumento del desempleo, una inflación relativamente alta y una disminución del ahorro familiar. Al mismo tiempo, un número creciente de consumidores están teniendo que estirar sus presupuestos para permitirse un vehículo; el pago mensual promedio de un automóvil nuevo ha aumentado un 26% desde 2019 hasta $718 al mes, y casi uno de cada seis compradores de automóviles nuevos está gastando más de $1,000 al mes en vehículos. Otros costes asociados a tener un coche también se han disparado, como el seguro, la gasolina y las reparaciones.
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