Ausencia de malicia

Ya sabíamos que J. K. Rowling no había participado activamente en la reunión de Harry Potter que ha estrenado HBO Max el uno de enero por el vigésimo aniversario de la primera película de la saga, pero ahora nos llega alguna explicación. Según Entertainment Weekly, “se la invitó, pero su equipo determinó que sus declaraciones de archivo eran suficientes”. También según la misma publicación, “fuentes cercanas a la situación dicen que las declaraciones de Rowling sobre las personas trans y la controversia alrededor de ellas no han tenido nada que ver en la decisión del equipo”. No se puede decir que esta excusatio sea non petita, porque ahora cualquier cosa que tenga que ver con ella es interpretada desde sus opiniones sobre lo trans, pero su mutis es tan llamativo que es imposible no pensarlo.

Definir la presencia de la escritora en Regreso a Hogwarts como testimonial es quedarse corto. En la hora y media larga que dura, sus intervenciones, sacadas de una entrevista que dio en 2019, se limitan a unas palabras sobre Daniel Radcliffe y otras sobre el universo que ha levantado, que ahora suenan con sorna: “Encontré un mundo extraordinario del que formar parte y es un mundo precioso”. Ni treinta segundos de la autora de todo esto. Total, ¿qué ha hecho ella? ¿Crear aquello sin lo que ninguna de las personas que interviene en el especial estaría ahí? Personas que apenas la mencionan, está al borde de convertirse en La Que No Puede Ser Nombrada. Si ella se negó a participar, parece haberles hecho un favor; dándole la vuelta a Neruda, me gusta cuando estás ausente, porque es como si te callaras. Regreso a Hogwarts a mí solo me da ganas de ver Regreso a Howards End, que también tiene a Helena Bonham Carter y más rato.

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