Australia consiguió una histórica clasificación para las semifinales de su Mundial. Sydney, la sede más grande del torneo, se llenó de pantallas gigantes para poder ver el partido de cuartos de final ante Francia. Tras 120 minutos con el marcador a cero, las futuras semifinalistas se debían decidir en la tanda de penaltis. Fue eterna. El gol de Cortnee Vine resonó en todo el país.
En Sydney se disputó por la tarde del día 12 un partido de fútbol australiano entre los Sydney Swans y Gold Coast Suns. Tras la victoria de los primeros, el club ofreció poder ver el duelo de las Matildas desde el mismo estadio.
Lo mismo pasó en el Melbourne Cricket Ground, donde se jugaba un partido entre los West Coast Eagles y los Fremantle Dockers. Al coincidir el horario, se emitió el partido de las Matildas en las pantallas mientras los Blues y los Dees jugaban su partido. Al finalizar el duelo de fútbol australiano, el estadio siguió ofreciendo la retransmisión del partido.
Hasta en un vuelo los pasajeros tenían puesto el partido del Mundial de Australia y Nueva Zelanda, excepto uno que miraba El Señor de los Anillos. Al celebrar el último tanto que daba la victoria a su selección, hasta una azafata de vuelo se asustó debido al grito unísono de los viajeros.
Fue un duelo histórico tanto en el terreno de juego como fuera de él. Se convirtió en el evento retransmitido con mayor audiencia de las últimas dos décadas. En la cadena de televisión ‘Seven’ lo vieron unos 4.23 millones de espectadores, según ‘OzTAM’, sin contar los que apuestan por la versión en streaming. 472.000 vieron el partido en la aplicación de ‘7Plus’, lo que sumaba un total de 4.703 millones de personas que vieron el partido. Se espera que de cara a las semifinales se superen estas históricas cifras.