Aviso al partido de Merkel

El presidente de la CDU, Armin Laschet, escucha el discurso de Christian Baldauf, líder del partido en Renania-Palatinado, este lunes.
El presidente de la CDU, Armin Laschet, escucha el discurso de Christian Baldauf, líder del partido en Renania-Palatinado, este lunes.CLEMENS BILAN / POOL / EFE

La doble derrota de la democracia cristiana alemana (CDU) en las elecciones celebradas el domingo en los Estados federados de Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado coloca a la histórica formación, en el Gobierno del país desde 2005, ante una complicada situación. A la vez, supone un importante espaldarazo del electorado tanto para los Verdes como para el Partido Socialdemócrata (SPD), que han obtenido sendas victorias a solo seis meses de las elecciones generales previstas para septiembre y en las que se elegirá al sucesor de Angela Merkel en la cancillería.

Aunque los sondeos no le eran favorables, la bajada en los sufragios para la formación conservadora ha sido mayor de la esperada. Algo achacable al desgaste durante la gestión de la pandemia, pero también a la corrupción con la revelación de un presunto pago de comisiones a dos diputados democristianos por intermediar en la compra de mascarillas durante la primera ola. Ambos han tenido que dimitir. Se trata, en parte, de un recordatorio de que en tiempos en los que se demanda a los ciudadanos grandes sacrificios para hacer frente a una situación extrema, estos no están dispuestos a dejar pasar comportamientos turbios de quienes se supone deben dar ejemplo.

Por el contrario, los Verdes tienen motivos fundados para el optimismo. Las elecciones regionales del domingo forman parte de una serie que culminará en las federales. El resultado en Baden-Wurtemberg no solo les confirma en el Gobierno, que ya tenían, sino que les permitirá elegir socios para formar un Ejecutivo. Pero, sobre todo, les da nuevo impulso para ser la clave del Gobierno federal que surja a partir de los comicios de otoño. El SPD, que sufre desde hace años una grave crisis, cobra aliento con su victoria en Renania-Palatinado, confirmando una coalición de gobierno con liberales y Verdes, que ha funcionado durante cinco años. Ambos casos muestran que en Alemania se dan alternativas viables por parte de formaciones progresistas que, sin estridencias pero con eficacia, pragmatismo y espíritu de diálogo, pueden abrir una nueva etapa en el país.

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