“Ayúdennos a salir de Afganistán”

Trabajaban como periodistas y defensoras de los derechos de la mujer hasta que este verano los talibanes llegaron a las ciudades donde ejercían. Su activismo las colocaba en el punto de mira de los extremistas. Temieron por sus vidas y huyeron a Kabul. Allí han coincidido en una casa refugio, donde toda su actividad se reduce a ver la vida pasar bajo su ventana. Pero no pueden estar calladas e incluso encerradas han producido un vídeo en el que piden ayuda.

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En las imágenes se las ve de espaldas manteniendo una reunión en la que debaten sobre lo que significa la llegada al poder de los talibanes. No tienen duda de que supone el fin de dos décadas de avances para las afganas. Rechazan que los extremistas hayan cambiado respecto a cuando gobernaron a finales del siglo pasado; consideran que se trata de “una mentira para ganarse a la comunidad internacional”.

Esperaban que alguna de las organizaciones extranjeras con las que han colaborado en estos años las ayudara a salir del país. No ha sido posible. Aun así, no desesperan.

Desafiando el riesgo de darse a conocer, Katrina Omari, periodista en la ciudad de Balj (al norte del país), habla de era oscura para el periodismo. “Nada volverá a ser igual”, afirma convencida de que, si no aceptan ser portavoces de los talibanes, sus vidas corren peligro. “Por eso pido a la comunidad internacional que nos ayude a salir de Afganistán”. Su colega Homaira Moradi se queja de que no solo les han prohibido trabajar, sino que con la presencia de los milicianos la calle se ha vuelto insegura para ellas. “No se olviden de las mujeres de Afganistán en estos tiempos difíciles”, pide.

La casa que debiera ser un refugio se ha convertido en una prisión.

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