Gareth Bale acaba de poner fin a su carrera como futbolista con un comunicado tan frío que es un perfecto homenaje a lo que realmente ha sido su paso por el deporte rey. Una palabra basta para definir lo que ha sentido cualquier amante al fútbol: decepción.
Hace bien Bale en tomar la decisión. Bueno, en comunicarla, porque retirado lleva ya unas cuantas temporadas en las que se ha dedicado más a vivir la vida, defender la camiseta de Gales y jugar a golf que en respetar al deporte que le ha dado de comer. Viene a la mente ahora aquella famosa bandera con la que despertó la ira del Santiago Bernabéu: “Gales, golf y Madrid, en ese orden”. Pero con un error. La correcta habría sido ‘Bale, Gales y golf, en ese orden’, porque el galés siempre estuvo por delante de todo, prefiriendo sus intereses personales a los del equipo, la base del fútbol y algo que nunca entendió Gareth.
A los 33 años, después de un Mundial en el que Leo Messi ha demostrado que los futbolistas no tienen fecha de caducidad, Bale cuelga las botas tras conseguir lo que siempre había querido, jugar con Gales en una Copa del Mundo. Esa fue toda su ambición. Lejos, muy lejos, de aquel jugador que maravilló a todos siendo un chaval y defendiendo el escudo del Tottenham. Con esos partidos ante el Inter. Con su traspaso récord al Madrid. Con su carrera en esa final de la Copa del Rey ante el Barça.
Poco a poco los golazos, jugadas inverosímiles o su potencia desenfrenada pasaron a ser algo más anecdótico que rutinario. Algo pasó por el camino, algo se comió su ambición. Bale estaba llamada a marcar una era, competir por Balones de Oro vistiendo la camiseta del Madrid, y acabó por conocer más los banquillos de los campos de España que no los terrenos de juego.
Está claro que cada uno es libre de escoger la forma en la que vivir sus momentos y realizar su carrera, pero duele pensar, a quien adora el fútbol, que un tipo como Bale, que lo tenía todo a su alcance, se retire sin pena ni gloria. Casi olvidado y convertido en meme para muchos sectores. Aun así, gracias por esos momentos de magia que quedarán por el recuerdo y disfruta ahora de cada hoyo de campo de golf que recorras Gareth. La vida, y sobre todo el fútbol, siguen.