Lo de ‘a entrenador nuevo, victoria segura’ no se cumplió ayer en San Mamés. El Barça pasó por encima del Athletic de Marcelino sin necesidad de hacer nada del otro mundo. La ventaja de tener a Messi en tu equipo y de que el argentino cuente además con la compañía de Pedri, un auténtico pelotero, Dembèlè y compañía hace el resto.
El técnico asturiano pudo comprobar en primera persona que a lo mejor la idea futbolística de Garitano no era tan descabellada teniendo lo que tiene en su plantilla. El fuelle les dio a los leones para aguantar quince minutos a ritmo alto en el primer tiempo y diez en el segundo. El madrugador gol de Williams fue un mero espejismo.
El Barça volteó el marcador sin apenas despeinarse. Los leones, replegados cerca del área en dos líneas de cuatro, dejaron de dar señales de vida en ataque. Todo lo contrario que sus rivales. El problema radicó esta vez en que ni se atacó ni se defendió bien. La actuación de Unai Simón resultó además un tanto desconcertante. El gol postrero de Muniain solo sirvió para maquillar la derrota. Baño de realidad.
La era Marcelino comenzó con un once titular muy similar al que despidió la de Garitano. El nuevo míster rojiblanco tan solo realizó un cambio respecto a la alineación bilbaína del pasado domingo ante el Elche. Capa ocupó así la plaza de Berenguer.
La otra novedad destacable de partida fue el cambio de sistema. Los leones formaron con un claro 1-4-4-2 con Capa y De Marcos componiendo el ala derecha, Muniain en el interior zurdo y Raúl García y Williams arriba juntos por el centro. La salida de los leones fue eléctrica.
Williams aprovechó en el minuto 3 un buen balón al hueco de Raúl García para acomodarse el balón y batir de tiro raso a Ter Stegen. Yuri remató poco después al lateral de la red. Williams, a las manos. Hasta ahí, minuto 12, dio de sí el despliegue bilbaíno al contraataque.
El Barça ajustó piezas atrás y en el medio y empezó a proyectarse en ataque. Dembèlè puso a prueba a Unai Simón y acto seguido Pedri, tras una combinación Messi-De Jong con salida en falso del meta local, marcó a placer de cabeza. Yuri, para colmo de males rojiblancos, tuvo que ser sustituido lesionado. Balenziaga ocupó su lugar.
El Barça se sintió cada vez más cómodo ante el repliegue de un Athletic carente ya de frescura y velocidad para hacer daño en las salidas. Pedri y Messi, en plena fase de control y dominio azulgrana, destaparon el tarro de sus esencias futbolísticas con gol del argentino tras un pase magistral del canario. Unai Simón, eso sí, volvió a quedarse a media salida. Lo mejor para los leones antes del descanso fue que Messi perdonó una de las que no suele
perdonar.
El segundo tiempo devolvió a un equipo rojiblanco dispuesto a dar un paso hacia delante. Mero fuego de artificio. El impulso bilbaíno duró en esta ocasión menos de diez minutos. Los azulgrana, ayer de amarillo chillón, optaron por esperar atrás y dejar a sus hombres creativos que sacasen provecho a los espacios libres que iban trabajando en la zona ancha.
Messi acaparó partir de ahí el protagonismo rematador. Primero con un gol anulado, después con un tiro al palo, más tarde con su segundo tanto de la noche y tercero de su equipo, a continuación con otro tiro al poste… Recital del argentino ante un Athletic incapaz de dejarle que generara juego y peligro ante el marco de Unai Simón.
Marcelino, con 1-3 a falta de menos de media hora, tiró de Dani García y Berenguer. Después de Morcillo. El clásico ya estaba visto para sentencia. El gol de Muniain al final sirvió para maquillar la derrota.
FICHA TÉCNICA
Athletic (2): Unai Simón; Capa, Nuñez, Iñigo Martínez, Yuri (Balenziaga 30’); De Marcos (Berenguer 65’),Vencedor, Vesga (Dani García 65’), Muniain; Williams y Raúl García
Barça (1): Ter Stegen; Dest (Mingueza 75’), Araujo, Lenglet, Alba; De Jong, Busquets, Pedri; Dembèlè (Braithwaite 75’), Messi y Griezmann.
Goles: 1-0: min. 3; Williams. 1-1: min. 14; Pedri. 1-2: min. 38; Messi. 1-3: min. 62, Messi.
Árbitro: Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Amonestó a Vesga, Lenglet y Dani García.
Incidencias: Partido a puerta cerrada en San Mamés.
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