Tres años después, Barça y Olympique de Lyon vuelven a verse en la final de la Champions League femenina. El primer duelo en Budapest acabó 4-1 favorable a las francesas, un resultado que evidenciaba la diferencia abismal que había entre un equipo que llegaba por primera vez a la final de la máxima competición continental y otro que conseguía su cuarto trofeo consecutivo, el sexto en su palmarés.
Pero ahora, la distancia parece muy reducida, prácticamente nula. Es más, se habla incluso de cambio de ciclo en el fútbol europeo con un Barça dispuesto a consolidarse como equipo hegemónico. Las catalanas se quedaron en semis el año 2020 y regresaron a la final el año pasado, cuando se proclamaron campeonas tras superar holgadamente al Chelsea en una exhibición de fútbol (4-0). El Lyon, por su parte, se quedó en cuartos y perdió la liga francesa, siempre superado por el PSG.
Desde la cita de Budapest, ambos equipos han seguido sus camino y mejorando sus plantillas. Para empezar, hay nuevos entrenadores en los dos conjuntos. Jonathan Giráldez, que estaba como analista en 2019, tomó este verano el relevo de Lluís Cortés, tras conseguir el primer triplete de la historia del fútbol español. En el banquillo francés Reynald Pedros dejó el cargo y su puesto lo ocupó Sonia Bompastor.
En el terreno de juego, la plantilla gala es la que más ha cambiado. En tres años, ha tenido 14 bajas y ha dado 13 altas.
El útlimo verano el OL se reforzó con cinco jugadoras de primer nivel. A destacar tres jugadoras del PSG, que le arrebató el título de Liga el curso pasado. El Olympique incorporó a la portera chilena Christiane Endler, la delantera Signe Bruun –que enero cedieron al Manchester United- y la lateral izquierdo Perle Morroni. Además, también llegaron Van de Donk, centrocampista procedente del Arsenal y la portera sueca Emma Holmgren, además de subir a las canteranas Paljevic y Sylla.
El Barça, por su parte, tampoco ha reforzado especialmente su plantilla. Ha aprovechado la base, haciendo crecer y profesionalizando a sus jugadoras. Desde el club se siguió dando recursos para que pudieran mejorar a nivel individual y consecuentemente a nivel colectivo. De hecho, ha dado nueve bajas y ha incorporado a seis altas, respecto la plantilla de 2019. Este pasado verano, tras ganar la Champions, mejoró su equipo con tres llegadas de mucha categoría como son Rölfo y Engen, procedentes del Wolsfurgo, e Irene Paredes, del PSG. Tres jugadoras que mejoraban al equipo ante las bajas de Vicky Losada, Hamraoui, además de las cedidas Laia Codina, Gio Queiroz y Andrea Falcón.