Al menos 743 presos en Baréin, país que abarca más de 30 islas en el golfo Pérsico, se declararon en huelga de hambre, casi el doble de los que comenzaron a dejar de consumir alimentos hace tres semanas, en protesta por las condiciones y tratamiento en la cárcel, informó hoy la ONG Instituto de Baréin para los Derechos y la Democracia (BIRD, por sus siglas en inglés).
“La huelga de hambre de cientos de presos de la cárcel de Jau, en Baréin, ha entrado ya en su tercera semana. La huelga de hambre comenzó con más de 400 presos y ha alcanzado ya al menos a 743”, de acuerdo a la ONG, con sede en el Reino Unido, que añadió que las autoridades no lograron llegar a un acuerdo con los presos.
Entre las demandas figuran el fin del aislamiento de los presos recluidos en varios edificios, aumento del tiempo permitido fuera de la celda, ya que ahora es sólo de una hora; y que se permita rezar en congregación en la mezquita del edificio, entre otras.
“Se trata de la mayor huelga de hambre en una prisión del país desde las protestas prodemocráticas de 2011″, dijo en un comunicado el director de incidencia política del BIRD, Sayed Ahmed Alwadaei, quien aseguró que “algunos presos han empezado a desmayarse y otros han sido hospitalizados. Algunos reclusos dependen únicamente del agua para sobrevivir y rechazan incluso el goteo intravenoso”.
El pasado 18 de agosto estallaron grandes protestas pacíficas en todo Baréin en las que familiares de presos políticos encabezaron manifestaciones en solidaridad con los que estaban en huelga de hambre.
El pasado 12 de agosto fue cuando las autoridades de Baréin reconocieron que más de 460 presos, la mayoría de ellos chiíes, se declararon en huelga de hambre.
Baréin, de unos 1.8 millones de habitantes, más del 70 por ciento de ellos chiíes, fue escenario desde 2011 de protestas populares para pedir reformas políticas, y desde entonces diversas organizaciones internacionales denunciaron numerosos casos de tortura, represión y encarcelamiento de opositores por motivos políticos o religiosos.
Grupos de la oposición chií, como Al Wefaq y Al Waad fueron prohibidos en 2016 y sus líderes están acusados de incitar al odio y llamar a la desobediencia e incluso de conspirar con Irán, que lidera la rama chií del islam, contra el Gobierno de la familia real suní de Al Jalifa.
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