En un encuentro muy intenso y rápido, el árbitro francés Clément Turpin, sin hacer un gran esfuerzo físico, estuvo bien situado, por lo que no se dejó engañar con caídas simuladas, consiguiendo dar mucha fluidez al juego, aplicando la ventaja correctamente.
Adaptándose a las exigencias del choque, lo tuvo siempre bajo control, transmitiendo seguridad en sus decisiones, sancionando con 13 faltas al Manchester United por 11 al FC Barcelona.
Con arbitraje preventivo y siendo permisivo en muchos forcejeos, mostró la cartulina amarilla de forma merecida a Bruno Fernandez, Sergi Roberto, Lewandoski, Garnacho, Sergio Busquets y Casemiro, aunque entiendo que en el minuto 1 debería haber amonestado a Shaw por un fuerte pisotón con derribo a Koundé.
El VAR de Jérôme Brisard no intervino por la ausencia de jugadas conflictivas. Con la dificultad añadida de ser un partido eliminatorio, el internacional Turpin acertó al sancionar con penalti el inocente derribo de Bruno a Balde y, estando bien ayudado por sus asistentes, demostró tener mucha personalidad realizando un arbitraje muy sobrio.