Los seguidores del Inter Miami, con uno de sus fundadores, David Beckham, a la cabeza, celebran este viernes que la ciudad de Miami aprobara la construcción del estadio del equipo de la Major Soccer League (MLS) tras casi una década de peleas burocráticas con las autoridades locales.
El excapitán de la selección inglesa recurrió a Instagram para celebrar que su “sueño” es ya una realidad y que el Inter Miami podrá jugar, cuando se levante el estadio, en la ciudad que le da nombre y no en Fort Lauderdale, la ciudad vecina donde desde hace dos años disputa sus partidos como local.
“Quiero agradecer a Jorge y Jose Mas y a toda la familia Mas por creer en mi sueño y hacerlo REALIDAD”, dijo Beckham sobre los dos socios con los que avanzó en este proyecto desde que en 2014 se conoció que haría efectiva una cláusula por la que pagaría un precio reducido de 25 millones de dólares para crear una franquicia en la MLS.
Pero desde entonces nada ha sido fácil para la antigua estrella del Real Madrid y del Manchester United, pues vio cómo las autoridades locales rechazaban varias propuestas suyas para levantar el estadio cerca del puerto, en el corazón de la ciudad.
El proyecto ahora es bien diferente. El llamado Miami Freedom Park estará situado cerca del aeropuerto y además del estadio para unas 25.000 personas albergará también un centro comercial, oficinas y un hotel con 750 habitaciones, entre otros.
Jorge Mas, director ejecutivo del Inter Miami, copropietario de la franquicia junto con Beckham y desde hace unas semanas presidente del Real Zaragoza, se mostró eufórico tras conocer que la junta de comisionados (concejales) de la ciudad había aprobado su proyecto, que presentó hace casi cuatro años.
A pesar de la “frustración” vivida durante este “largo camino”, Jorge Mas se mostró feliz de transformar los terrenos del Miami Freedom Park en la “capital del fútbol en EE.UU.” y donde, dijo, lo “más pronto posible jugarán los mejores futbolistas del mundo”.
El contrato de arrendamiento por 99 años de un terreno de 130 acres (52 hectáreas) en el campo de golf Melreese Country Club, concedido sin licitación pública como resultado de un referéndum en las elecciones de 2018, implicará para Miami un alquiler mínimo de 3,57 millones de dólares anuales, así como unos 40 millones en impuestos a la propiedad.
El club de la liga profesional de fútbol pagará además a la ciudad unos 20 millones de dólares para desarrollar un parque público de 58 acres (23 hectáreas) en el lugar como resultado de este acuerdo, respaldado por el alcalde de esta urbe, Francis Suárez.
“Estoy agradecido con la gente de la ciudad de Miami por confiar en nosotros para negociar lo que creo que es el mejor acuerdo deportivo en la historia de este país”, manifestó el alcalde tras la votación.