No podía haber caído en peor momento para el Chelsea el partido de ida de los octavos de Champions League frente al Borussia Dortmund, que encima juega de local.
El primer motivo es el deportivo. El club, que hizo una inversión sin precedentes en el mercado de invierno, todavía no ha dado con la tecla para juntar a todos sus nuevos cracks y sacar rendimiento de ello. De hecho, actualmente llevan tres partidos empatando y este año solo suman una victoria, lo que está dejando muchas dudas, y lógicas, sobre el devenir de la temporada.
Pero la cosa no queda aquí. Delante estará Jude Bellingham, que era objeto de deseo de Graham Potter para la siguiente temporada y que si ve jugar al Chelsea a este nivel es ya casi improbable que se decida por Stamford Bridge. Para que eso no ocurra, el técnico ‘blue’ tiene poca alternativa. Se encomendará primero a Joao Félix, que ya demostró ante el West Ham que puede ser importante, y seguramente de entrada a Ziyech en el extremo derecho y Chalobah en la defensa, ya que Madueke y Badiashile no están inscritos en Champions. Kanté, Broja, Pulisic y Mendy siguen lesionados.
Pero el Dortmund no es solo Belllingham y encima llega en racha, firmando siete victorias consecutivas a pesar de estar sin Adeyemi, fichaje estrella de este pasado verano, que sigue lesionado de larga duración. Y no es la única ausencia porque Moukoko, que era quien estaba actuando de referencia, se lesionó la pasada jornada y estará cerca de dos meses de baja. Tampoco estará Kamara.
La vuelta de Haller hace ya unas semanas, no obstante, es una gran noticia para Edin Terzic. Aunque todavía está recuperando el ritmo y lleva pocos partidos, el francés es una referencia importante que seguro que aporta al equipo y se complemente con la calidad que aportan Brandt y Reus desde segunda línea.