El gran abismo que se creó entre Ben Simmons y los Philadelphia 76ers estalló del todo cuando el jugador no quiso lanzar a canasta durante una jugada clave de los playoffs de 2021. La franquicia quedó eliminada segundos después, y tanto la afición como su entrenador, y también muchos de sus compañeros, hicieron referencias más o menos veladas a sus problemas con el tiro. Él se lo tomó tan mal que empezó a sentir ansiedad y pánico escénico ante la idea de volver a pisar las canchas de la liga. Ese enfado y esa incapacidad para volver a jugar con los Sixers derivaron en su traspaso a los Brooklyn Nets el curso pasado, donde no pudo debutar debido tanto a los problemas mentales como físicos.
Mucho ha llovido, pues, desde que el australiano de 26 años pisó por última vez el parquet de la mejor liga del mundo. En este arranque de pretemporada, por suerte, todo son sonrisas y buenos augurios. Y encima, para que se lo tome con más calma, ni le piden anotar.
“Es un jugador único, increíble, gracias a su versatilidad”, le piropeaba Steve Nash, su entrenador en Nueva York. “Eso le convierte en alguien especial, y por eso no me importa si nunca lanza a canasta como miembro de los Nets. Le invitamos a hacerlo, pero no es eso lo que más necesitamos de él”.
El jugador, con un contrato de cinco años y 177 millones de dólares, es una de los referentes más peculiares de la competición. Mide 2,11, pero su posición natural es la dirección del equipo, con promedios de 13,5 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias por encuentro en sus cinco temporadas en la NBA (la última en blanco). El gran agujero de su juego es el tiro exterior: en su trayectoria ha lanzado tan solo 34 veces desde la línea de tres, anotando en cinco ocasiones (14,7% de acierto); la mayoría de sus tiros de campo, además, se producen a menos de un metro de la canasta (54,2% del total).
Simmons se siente “genial” con sus nuevos compañeros, y si la fórmula junto a Kevin Durant y Kyrie Irving funciona y no topa con impedimentos como las lesiones, las peticiones de traspaso o las restricciones por la covid-19, este puede ser un año increíble para los Nets: “Me estoy acostumbrando al estilo de juego de subir y bajar, pero está muy bien poder estar aquí con estos chicos”.
Para Nash, el portentoso base puede ser una pieza clave para desenmarañar el juego de Brooklyn, y además un as en la manga para colocar como falso cinco. Simmons no rehúye del reto: “Me gusta jugar de pívot, no me importa. Puedo defender del 1 al 5, jugar del 1 al 5. Tenemos mucho talento y creo que me pueden usar según lo que necesitemos: meter puntos, conseguir paradas en defensa… lo que sea”. Si vuelve al 100%, con esta motivación puede dar un buen zarpazo a todos sus haters.
Coincide Nash, encantado de contar con él y tener de vuelta, a pesar del culebrón del verano, a KD e Irving: “Es un generador de juego increíble. Tiene tamaño, velocidad, habilidad y alturismo, siempre mira por los demás. Hace buenas pantallas, tiene una visión tremenda y puede apretar en transición para encontrar espacios. Es un gran encaje junto a Kevin y Ky, así que les hará su juego algo más fácil”. Con los nubarrones ya lejos en el horizonte, los Nets darán mucho que hablar esta temporada.