Beppe Grillo rompe con Conte y provoca el caos en el Movimiento 5 Estrellas


El Movimiento 5 Estrellas (M5S) vuelve a implosionar liquidando de un plumazo el proceso de transformación en un partido estable que estaba llevando a cabo en los últimos meses. El cofundador de la formación anticasta, el cómico Beppe Grillo, se ha opuesto este martes violentamente a la candidatura del ex primer ministro, Giuseppe Conte, a liderar la nueva formación. Después de semanas de tensiones y de que el ex premier hubiese pedido públicamente total autonomía para guiar el nuevo proyecto, Grillo estalló contra quien estuvo al frente de Italia en los meses más duros de la pandemia y que ahora pretendía reflotar un partido en crisis. Los puentes están rotos y, aparentemente, solo quedan dos opciones: la formación de un nuevo partido guiado por Conte o la rebelión interna.

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Giuseppe Conte convocó el lunes una multitudinaria rueda de prensa para explicar el proyecto de refundación del movimiento anticasta en el que se ha embarcado en los últimos meses. Después de su salida precipitada en febrero del Palacio Chigi para que se formase el Gobierno de unidad que lidera Mario Draghi, el autodenominado “abogado del pueblo” había diseñado unos estatutos para transformar al M5S en una formación de centroizquierda, moderada y ambientalista. El problema, señaló, es que no quería seguir atado a los caprichos de Beppe Grillo, autoconstituido en “garante” del partido. “No soy el testaferro de nadie”, advirtió en la rueda de prensa. Y la respuesta del cómico, fundador del partido y hombre de personalidad explosiva, no ha tardado en llegar.

Grillo, desencadenado, rompió todos los puentes el martes por la tarde: “Conte no puede resolver los problemas del Movimiento, no tiene la visión política ni capacidad de gestión. Me siento así, como si estuviera rodeado de drogodependientes que me piden la pastilla que hará creer a todos que los problemas han desaparecido y que daría la ilusión (quizá por algunos meses) de que somos más fuertes de lo que en realidad somos, pensando que Conte sea la persona ideal para ello”. “No podemos dejar que un movimiento nacido para defender la democracia directa y participativa se transforme en un partido unipersonal y gobernado por un estatuto del siglo XVI”, añadió.

El estatuto al que se refiere es el trabajo que Conte ha realizado en los últimos cuatro meses. Es también, según todos los sondeos, la única tabla de salvación de un movimiento en caída libre desde que ganó las elecciones de marzo de 2018 con el 33% de los votos (hoy su fuerza ronda el 17% de estimación electoral). La idea de Conte era ocupar un espacio progresista y verde que ningún partido ha sabido capitalizar hasta ahora en Italia. Una propuesta en la línea del Partido Verde alemán que le permitía formar alianzas con el Partido Democrático y hacer frente al sólido bloque de derechas en las próximas elecciones.

Conte, además, había acordado liquidar el opaco sistema de participación a través de la conocida como plataforma Rousseau -nadie supo jamás cómo funcionaba y quienes eran los participantes- para utilizar métodos más transparentes que abriesen el partido a una militancia más plural. Esta batalla, que implicaba recuperar los datos de los inscritos, suponía romper con el hijo de uno de los fundadores, Davide Casaleggio, y dar un carpetazo al pasado. Grillo estuvo de acuerdo y se ejecutó el plan. Pero ahora el cómico, en un movimiento políticamente esperpéntico, ha propuesto dar marcha atrás y recuperar el método de participación digital del que había renegado amargamente. El fundador quiere someter de nuevo a votación, y por los mismos cauces de siempre, el nombre los nuevos miembros de la dirección del movimiento.

La realidad es que el M5S queda ahora al borde del abismo. Conte y Grillo difícilmente podrán coexistir y deberán buscar caminos distintos. El ex primer ministro tiene una gran influencia entre los grillinos y podría proponer la fundación de un nuevo partido, llevándose con él a una parte mayoritaria de los parlamentarios, según explican fuentes del partido. Pero la ruptura solo perjudicaría a una formación en horas bajas que se encontraba justo al borde de su refundación. También al bloque de izquierdas que veía en la nueva formación surgida de la mano de Conte a un valioso aliado contra la derecha.


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