Bernd Krauss (Dortmund, 62 años) dirigió a la Real 99 partidos e hizo soñar a la afición txuri urdin con jugar la Champions en 1998 aunque al final fueron terceros (sólo dos iban a la Copa de Europa), puesto que devolvió al equipo a Europa. Más de dos décadas después recuerda aquellos dos años (97-99) con una sonrisa que torna, por momentos, en una carcajada sincera, de esas que no se fingen; como el cariño verdadero.
¿Cómo le trata la vida?
Estoy muy bien. Vivimos en Mönchengladbach. La vida es diferente para todos estas semanas. Pero podemos salir algo de casa, montar en bicicleta… Es otro ritmo pero estamos bien.
¿A qué se dedica?
Trabajo como en una agencia de jugadores. Me dedico a ver muchos partidos de chavales, de juveniles, y a hablar con ellos y con las familias. Trato de ayudarles en su camino.
¿Echa de menos el banquillo?
El día a día con los jugadores, el vestuario… Claro que eso se echa de menos. Pero estoy feliz.
Han pasado casi 23 años desde que fichó por la Real.
El tiempo corre muy deprisa. No para de correr (se ríe).
¿Qué recuerda de su llegada?
Me llamaron y estuvimos unos días en Donostia para ver el estadio, conocer el club… Y no lo dudamos. Mis recuerdos de la Real y de la ciudad son siempre muy buenos. Pero ahora el campo me gusta más (se ríe). Yo le decía a Luis Uranga: “No necesitamos unas pistas de atletismo”. Ahora es un campo de fútbol, es una pasada cómo anima la gente.
¿Cuál fue su primera impresión sobre la ciudad?
Me encantó. Y la comida… ¡Jo! (sonríe). Extraordinaria. El estilo de vida era un poco diferente y los primeros días me costó un poco adaptarme a los horarios, porque nosotros comemos más temprano. Pero era una maravilla todo, me acostumbré rápido. La gente era muy abierta conmigo y fue una experiencia preciosa. Mi corazón siempre estará ahí, en Donostia.
En su primer temporada el equipo quedó tercero…
Pues fíjate, los primeros días fueron un poco complicados. Yo llegué con otra forma de jugar. Aquí estaban más acostumbrados al 4-2-3-1 y yo quería jugar con un solo pivote, dos en bandas y uno detrás de los delanteros. No es un cambio fácil en poco tiempo, pero pronto empezó a funcionar, el equipo se fue adaptando y los jugadores estaban contentos con el sistema. Eso era lo más importante.
Encajaron 37 goles.
Sí, pero también marcamos muchos. Teníamos a Darko (resopla). Con un delantero como él todo era más fácil. Jugábamos mucho para él, buscando las bandas y los centros. No es como hoy en día, que el delantero está muy solo en el área y todo es más difícil. Él estaba también muy contento.
Con De Pedro asistiéndole desde la banda no me extraña. ¿Es la mejor zurda que ha entrenado?
Sí, sí. Centraba muy bien, formaban una gran pareja, pero, en general, la clave es que era un equipo. La Real no es el Madrid, la clave es jugar todos juntos, trabajando, por eso conseguimos el tercer puesto.
También comenzó a contar con un canterano que acabó haciéndose un hueco en la historia de la Real. ¿Qué recuerda de Mikel Aranburu?
Era un jugador muy inteligente y físicamente muy bueno. En general el equipo estaba muy bien físicamente, fue lo primero en lo que nos centramos. Sé que después ha sido capitán, me alegro mucho. También estaba ‘Bomba’ Rekarte, Aldeondo… Me encantó trabajar con los jóvenes, nos ayudaba mucho. Oye, veo que mi memoria funciona bien, ¿eh?
La temporada siguiente disputaron la UEFA.
(Suspira). Lo hicimos bien. En Praga y en Moscú hicimos grandes partidos. Y caímos contra el Atlético. Fue un día muy cruel, con todo lo que pasó, Aitor Zabaleta… Ese recuerdo es muy duro. El resultado fue totalmente lo de menos.
También dirigió a Imanol. ¿Está viendo al equipo este año?
Sé que Imanol lo está haciendo muy bien, que el equipo está funcionando. No puedo ver partidos, la verdad es que no tengo tiempo, pero siempre estoy pendiente de los resultados y me alegra ver al equipo ahí arriba.
Está a un paso de ganar la Copa.
Sí, contra el Athletic. Un derbi… pero en Sevilla. Espero que vaya todo bien y puedan ganarla. Han pasado muchos años ya, pero me hace feliz que a la Real le vaya tan bien.
Krauss sigue de cerca el fútbol alemán, que vive fascinado por el fenómeno Haaland. “Es una gran sensación. Tiene gol, ésta es la diferencia. Hace algunos años los equipos no querían un punta grande, de área. Buscaban sólo jugadores de buena técnica. Pero ese chip, poco a poco, está cambiando, lo veo en juveniles”.
“Haaland es muy joven, tiene detalles por pulir”, comenta, antes de dejar las cosas claras. “Darko era mejor, de momento (sonríe)”.
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