El mandatario aseguró que el demócrata también pondría en peligro la Segunda Enmienda, que defiende el derecho de la sociedad estadounidense a poseer y portar armas.
En el marco de un debate público sobre la brutalidad policiaca en Estados Unidos, el presidente Donald Trump aseguró que, de ganar las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre, el demócrata Joe Biden podría abolir la Policía y la Segunda Enmienda muy rápido.
“Él no gestionará nada”, dijo el mandatario en una entrevista con la cadena Fox.
“Las personas que le rodean estarán aboliendo la Policía y la Segunda Enmienda muy rápido“, advirtió. “No tendrán ustedes la Segunda Enmienda y muchas otras cosas que a ustedes les gustaría tener”.
De acuerdo con la Constitución de Estados Unidos, la Segunda Enmienda se traduce como: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”.
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Dicha cobertura es considerada por gran parte de la sociedad estadounidense como una protección inalienable en contra de la tiranía, mientras que otra buena parte lo percibe como un anacronismo muy peligroso. Esta última lectura ha tomado más importancia a raíz de la situación que deriva de los tiroteos que se han registrado en escuelas o lugares públicos del país.
El mensaje de Trump llega en un momento en que el país está todavía marcado por las manifestaciones de protesta contra el racismo y la violencia policial por la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd, que murió a manos de la Policía el 25 de mayo en Minneapolis, o el asesinato de Rayshard Brooks en Atlanta en iguales circunstancias.
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Asimismo, Trump se refirió a la ocupación del Parlamento del estado de Seattle por parte de manifestantes y aseguró que esa acción es una desgracia, sugiriendo la intervención del Gobierno federal para retomar el control de la institución.
“Iremos allí si ellos quieren y lo recuperaremos muy rápido”, afirmó.
“Nunca debería haberse permitido que se enconara como se ha enconado ahora”, subrayó “Es escandaloso para nuestro país”.
El mandatario de Estados Unidos criticó al gobernador del estado de Washington, Jay Inslee, y al alcalde de Seattle, Jenny Durkan, a los que tachó de débiles y los acusó de crear un precedente que nunca antes se había creado en este país.