El compromiso de Estados Unidos con Ucrania ante la invasión de Rusia se mide no solo en palabras, sino también en miles de millones de dólares. El Gobierno de Joe Biden ha comprometido y entregado ya más ayuda para Kiev que en ningún otro conflicto bélico de las últimas décadas. Ahora, la Administración quiere que el Congreso apruebe otros 11.700 millones de dólares adicionales (una cifra similar en euros), más otra partida de 2.000 millones relacionada con la guerra, pero para reducir el coste de la energía en Estados Unidos.
La petición de autorización para la entrega de más ayuda ha sido publicada por la oficina presupuestaria de la Casa Blanca a través de una entrada en su blog firmada por su responsable, Shalanda Young. “El presidente Biden ha dejado claro que Estados Unidos está comprometido a seguir apoyando al pueblo de Ucrania en la defensa de su soberanía”, señala Young. “Para cumplir ese compromiso y satisfacer las necesidades inmediatas, solicitamos 11.700 millones de dólares para asistencia económica y de seguridad para el primer trimestre del año fiscal 2023, así como 2.000 millones de dólares para ayudar a hacer frente a las repercusiones que la guerra de Putin ha tenido en el suministro energético nacional y reducir los costes de la energía en el futuro”, añade.
Hasta la fecha, se han desembolsado o comprometido aproximadamente tres cuartas partes del apoyo militar y presupuestario directo que el Congreso había proporcionado anteriormente a Ucrania, y se espera aún más para el final del año fiscal, que acaba en septiembre, el periodo para el que estaba previsto que durase esa ayuda.
En mayo, el Congreso autorizó 40.000 millones de ayuda humanitaria, económica y militar a Ucrania, llevando el total a unos 54.000 millones de dólares. El paquete de ayuda obtuvo un apoyo amplio por parte de los dos partidos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, que de hecho elevaron la cuantía de la ayuda inicialmente solicitada por Biden. En marzo ya se había aprobado un paquete de 13.600 millones.
“Hemos movilizado al mundo para apoyar al pueblo de Ucrania en la defensa de su democracia y no podemos permitir que ese apoyo a Ucrania se agote. El pueblo ucraniano ha inspirado al mundo, y la Administración sigue comprometida con el apoyo al pueblo ucraniano, que sigue mostrando su firmeza y su extraordinario valor ante la invasión a gran escala de Rusia”, ha señalado la directora de la oficina presupuestaria de la Casa Blanca.
El apoyo militar de Estados Unidos está resultando decisivo para la defensa de Ucrania en la guerra. Los lanzamisiles portátiles Javelin fueron una de las armas más eficaces de la resistencia ucrania frente a la agresión rusa en los primeros compases de la guerra. Estados Unidos ha ido facilitando posteriormente armamento tecnológico más avanzado. Estados Unidos dio luego el paso de facilitar sistemas de cohetes y municiones más avanzados para atacar con mayor precisión objetivos clave. Los sistemas de lanzamiento múltiple de misiles guiados por satélite que pueden desplazarse a bordo de un vehículo (HIMARS, en la terminología armamentística) han sido también fundamentales en la contraofensiva ucrania.
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Biden defendió en junio pasado que estar del lado de Ucrania “es de vital interés” para Estados Unidos. “Si Rusia no paga un alto precio por sus acciones, enviará un mensaje a otros posibles agresores de que ellos también pueden apoderarse del territorio y subyugar a otros países. Pondrá en peligro la supervivencia de otras democracias pacíficas. Y podría marcar el fin del orden internacional basado en normas y abrir la puerta a la agresión en otros lugares, con consecuencias catastróficas en todo el mundo”, proclamó entonces.
Otros fondos
La directora de la oficina presupuestaria de la Casa Blanca ha anunciado, junto al paquete relacionado con la guerra de Ucrania, la petición de nuevos fondos para combatir la pandemia del coronavirus y la viruela del mono. Para la covid, la solicitud es de 22.400 millones de dólares para pruebas, acelerar la investigación y el desarrollo de vacunas y terapias de nueva generación, prepararse para futuras variantes y apoyar la respuesta global a la pandemia.
En cuanto a la viruela del mono, la Casa Blanca pide al Congreso 3.900 millones de dólares para ayudar a garantizar el acceso a las vacunas, las pruebas, el tratamiento y el apoyo operativo en la lucha contra la enfermedad, así como 600 millones de dólares para combatir la propagación a nivel mundial.
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