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Biden regresa a Washington con su agenda climática estancada en el Congreso

Joe Biden no pudo viajar a la cumbre del clima de Glasgow con su programa de gasto social aprobado en el Congreso de Estados Unidos, el que incluye la mayor inversión en energía limpia en la historia de Estados Unidos con 555.000 millones de dólares (479.000 millones de euros). Ahora, el presidente estadounidense regresa este miércoles a la Casa Blanca después de anunciar grandes compromisos en materia climática en la COP26, pero sigue sin salvar todavía los obstáculos domésticos. El gran plan para reformar las leyes de salud, educación, clima e impuestos continúa atascado en los pasillos del Capitolio porque dos legisladores demócratas de perfil conservador no logran llegar a un acuerdo con el resto de la bancada, dejando en el aire su posible aprobación.

El ambiente de Glasgow distaba mucho del de Washington. Mientras Biden y la Unión Europea anunciaban el plan internacional para controlar las emisiones de metano, recolocando a EE UU como líder en la lucha global contra el cambio climático, el futuro parece menos alentador en la capital estadounidense. El programa para una “auténtica transformación de América”, reducido a 1,75 billones de dólares (1,51 billones de euros), eliminó una serie de iniciativas, como la baja remunerada por maternidad, dejando a la partida medioambiental como la más relevante y mejor respaldada económicamente del programa Build Back Better (Reconstruir Mejor)

“La ley permitirá reducir las emisiones [de gases de efecto invernadero] en más de mil millones de toneladas métricas. Es al menos 10 veces más grande que cualquier proyecto de ley climático que se haya aprobado en el pasado”, ha defendido Biden. El enfoque de la propuesta es hacer que la energía limpia sea más barata a través de créditos fiscales, en lugar de imponer impuestos a los combustibles fósiles. Están contemplados 300.000 millones de dólares (259.000 millones de euros) en incentivos fiscales para los productores y compradores de energía eólica, solar y nuclear, lo que aceleraría la transición del petróleo, el gas y el carbón.

De aprobarse la legislación, los compradores de coches eléctricos recibirán hasta 12.500 dólares (10.800 euros) en créditos fiscales y el coste de instalación de energía solar en un tejado residencial bajaría en aproximadamente un 30%, acortando el período de recuperación a cerca de cinco años. El plan también contempla la creación de un Cuerpo Civil del Clima. Estará compuesto por 300.000 empleados dedicados a restaurar bosques y humedales y protegerlos contra los efectos del aumento de las temperaturas. En otra ley estancada en el Congreso, la de infraestructura física, hay una tajada para invertir en la construcción de una red nacional de estaciones de carga para coches eléctricos.

Gases de efecto invernadero al nivel de 2005

La partida ambiental ha generado consenso entre los legisladores tras el verano más caluroso de su historia, en un año marcado por los incendios forestales en California y las inundaciones en Nueva York, entre otros puntos del país responsable de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que han calentado el planeta desde la era industrial. La legislación y otras acciones del Ejecutivo permitirían avanzar en el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero del país para 2030 respecto a los niveles de 2005.

El plan social solo necesita una mayoría simple en el Senado, donde el número de senadores republicanos y demócratas es 50%-50%, pero en caso de empate la vicepresidenta, Kamala Harris, tiene el voto de calidad. Hasta ahora la división demócrata ha impedido sacar adelante la mayor ley climática de EE UU. Uno de los díscolos, el senador Joe Manchin, representa a Virginia Occidental, uno de los principales productores de carbón y gas. Su impredecible voto obligó a los demócratas a eliminar una disposición clave dirigida al sector de la energía eléctrica. Aun así, este lunes dijo que podía votar en contra del programa.

Cuando Biden emprendió rumbo la semana pasada a Roma, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, le advirtió a los congresistas demócratas que no “avergonzaran” al mandatario tumbando el plan mientras este estaba de gira. Pero no llegaron ni a votarlo. El presidente estadounidense ya está de regreso en Washington, en el primer aniversario de su triunfo electoral, y su proyecto estrella no tiene fecha de votación.

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