El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, se conocieron siendo ambos vicepresidentes de sus países. Llegaron a verse 67 veces en persona. Pero desde que Biden es presidente nunca se han vuelto a ver cara a cara. La primera ocasión será el próximo lunes 14 de noviembre, en Bali (Indonesia) según ha anunciado este jueves la portavoz de la Casa Blanca. El encuentro llega en medio de la rivalidad entre las dos primeras potencias mundiales con la tensión añadida por Taiwán, donde la visita de la presidenta de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, desató la ira de Pekín.
Ambos dirigentes tendrán un encuentro bilateral aprovechando la cumbre del G-20. “Los líderes discutirán los esfuerzos para mantener y profundizar las líneas de comunicación entre los Estados Unidos y la República Popular China, gestionar responsablemente la competencia, y trabajar juntos donde nuestros intereses se alinean, especialmente en los desafíos transnacionales que afectan a la comunidad internacional. Los dos líderes también discutirán una serie de asuntos regionales y globales”, ha señalado Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, en un escueto comunicado.
La relación entre ambas potencias se ha deteriorado no solo por su rivalidad económica y el asunto de Taiwán, sino que además en Washington ha sentado muy mal que China no cerrase filas con la comunidad internacional para oponerse a la invasión rusa de Ucrania. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha anunciado que no asistirá a la reunión del G-20.
La reunión entre ambos se esperaba y este jueves se le ha puesto fecha y anunciado oficialmente. A Biden le preguntaron este miércoles en la rueda de prensa en la que comentó los resultados de las elecciones legislativas por el encuentro y aseguró que no estaba “dispuesto a hacer ninguna concesión fundamental” con respecto a Taiwán.
“Tenemos muchas cosas que discutir”, señaló Biden, que puntualizó: “Estoy buscando la competencia, no el conflicto”. “Lo que quiero hacer con él cuando hablemos es exponer cuáles son nuestras líneas rojas, entender lo que él cree que son los intereses nacionales críticos de China, lo que yo sé que son los intereses críticos de Estados Unidos, y determinar si entran o no en conflicto. Y si lo hacen, cómo resolverlo y cómo solucionarlo”, explicó.
Cuando Biden era vicepresidente de Barack Obama, él acompañaba a Xi en Estados Unidos y viceversa. “Me he reunido con él muchas veces”, dijo, y aseguró que ha recorrido con él más de 17.000 millas (más de 27.000 kilómetros) por China y Estados Unidos.
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Biden ha tenido algunas intervenciones sobre Taiwán dando a entender que Estados Unidos podría intervenir directamente en caso de un conflicto bélico, que luego han sido corregidas y matizadas desde la Casa Blanca. Este miércoles, dijo al respecto: “La doctrina de Taiwán no ha cambiado en absoluto desde el principio. Así que estoy seguro de que hablaremos de Taiwán. Y estoy seguro de que discutiremos otros temas, incluyendo el comercio justo y las relaciones relativas a su relación con otros países de la región”.
La tensión en torno a Taiwán llevó a China a suspender la cooperación con Estados Unidos en asuntos clave. Su embajador en Estados Unidos, Qin Gang, dio una rueda de prensa en agosto en Washington en la que mantuvo un lenguaje duro y acusador, y aseguró que la visita de Pelosi había sido “una provocación política” y pidió acabar con la amenazofobia, el ver a China permanentemente como una amenaza para Estados Unidos. “Para retomar [la relación habitual] quiero que Estados Unidos piense en su comportamiento erróneo sobre Taiwán, que reflexione sobre cuál es la verdadera política de una sola China y que se abstenga de hacer cualquier cosa para escalar las tensiones”, dijo.
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