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Biden visita Kiev por sorpresa para reunirse con Zelenski en vísperas del primer aniversario de la invasión rusa

EL PAÍS

Estados Unidos ha ofrecido este lunes el mayor símbolo de adhesión política a Ucrania desde que se inició la guerra. En una visita arriesgada e histórica este lunes a la capital ucrania, Kiev, el presidente estadounidense, Joe Biden, se ha reunido con su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, a solo cuatro días de que se cumpla el primer aniversario de la invasión lanzada por Vladímir Putin. La visita por sorpresa se produce cuando el Kremlin ya ha empezado su nueva ofensiva en distintos puntos de Donbás —una región siempre caliente y sangrienta— y el Ejecutivo ucranio ha advertido de que Putin está preparando otro bombardeo a gran escala con misiles, que coincidirá con el aniversario del conflicto.

La llegada de Biden, rodeada de medidas extremas de seguridad, es el símbolo tangible no solo de que Ucrania está anclada ya en Occidente; también de que la administración demócrata sigue manteniendo su sostén a Kiev, mientras son cada vez más sólidas las evidencias de que Moscú se está preparando para una guerra larga con el objetivo de agotar a los ucranios y a sus aliados. Ese riesgo de fatiga no deja de aumentar a medida que los fondos y las armas se consumen en Ucrania a gran velocidad. De momento, Biden ha anunciado en Kiev un nuevo paquete de 500 millones de dólares (468 millones de euros) en ayuda militar a Ucrania.

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“Pensó que Urania era débil y que Occidente estaba dividido”, ha dicho Biden en sus redes sociales. “Pensó que podría sobrevivir a nosotros, pero estaba completamente equivocado”, ha añadido el presidente estadounidense, que ha asegurado que el compromiso de EE UU con “la democracia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania” es inquebrantable. En un pequeño discurso, Biden ha elogiado el coraje de Ucrania durante la guerra, ha asegurado que apoyará al país todo el tiempo que sea necesario y ha prometido más munición para los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad. “Sabía que volvería [a Kiev]”, ha remarcado Biden, que tiene una larga y compleja relación con Ucrania desde su época como vicepresidente de la Administración Obama.

Como ya hizo Moscú durante la inédita cumbre UE-Ucrania hace 10 días, cuando los líderes de las instituciones europeas visitaron Kiev, Rusia no ha permitido que la delegación de alto nivel estadounidense deje de sentir la guerra. Durante la mañana, fría pero soleada, con cielos azules, han sonado las alertas antiaéreas en muchos puntos del país; también en la imponente capital ucrania, con el centro blindado por las medidas de seguridad y donde los atascos han paralizado la circulación. Este lunes se cumplen también nueve años de la conocida como mañana sangrienta, cuando, durante la revolución anticorrupción y europeísta del Maidán, decenas de personas murieron en cargas policiales.

Con el sonido de la alerta antiaérea de fondo —debido a un avión de combate que despegó desde Bielorrusia, según los medios ucranios—, Biden y Zelenski han caminado juntos unos metros por el centro de Kiev. Escoltados por militares, se han acercado al Muro del Recuerdo, donde se encuentran los retratos de homenaje a miles de militares ucranios muertos en combate desde que Rusia lanzó la invasión ilegal de la península de Crimea y alimentó la guerra de Donbás en 2014.

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Biden era uno de los pocos líderes occidentales que aún no había viajado a Ucrania durante la guerra. El presidente estadounidense tiene prevista una visita a Polonia el martes para reunirse con su homólogo polaco, Andrzej Duda y los líderes del llamado grupo de Bucarest (nueve de los aliados de la OTAN del flanco oriental). Una visita (la segunda a Polonia desde el inicio de la invasión) al país del este, justo cuando el debate sobre los fondos y las armas para ucrania vuelve a activarse. Algunos republicanos amenazan con recortar la financiación y con la perspectiva de las elecciones presidenciales el año que viene, la guerra de Rusia en Ucrania será una parte sustancial de la campaña.

De entre todos los aliados occidentales, Washington es el que más apoyo armamentístico ha proporcionado al ejército ucranio. Estados Unidos ha comprometido unos 30.000 millones de dólares en asistencia de seguridad para Ucrania y, en las últimas semanas, ha acordado proporcionar varios de sus modernos tanques Abrams 1, que se unirán a los Leopard 2 alemanes que varios países europeos proporcionarán mediante una coalición para ese envío que está tardando en arrancar. Mientras, Zelenski reclama armas de largo alcance y cazas militares.

La entrega de aviones puede ser uno de los temas que la Administración ucrania trate con Biden, pero hasta hace unos días su envío no estaba sobre la mesa, cuando lo que más urge para Ucrania es recibir munición y lograr poner en marcha la logística de los tanques.

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