Se daba por hecho que Carlos Sainz cambiaría su motor en México. En un circuito donde la altitud hacía sufrir más a los propulsores, algo que afectó en mayor medida a Ferrari respecto a sus rivales y que obligó que los italianos rebajaran considerablemente su potencia y su carga aerodinámica, parecía el lugar perfecto para que Carlos penalizara. Sus opciones de triunfo, igual que las de Leclerc, eran mínimas porque en México, Red Bull y Mercedes eran superiores. Sin embargo, finalmente los de Maranello decidieron posponer dicho cambio para Brasil, en la penúltima carrera del año.
Ferrari le puso a Charles Leclerc en Austin un nuevo motor de combustión que sirve para que los italianos prueben sus mejoras de fiabilidad de cara al curso 2023. La fiabilidad de su propulsor ha sido uno de los males más reconocidos de Ferrari esta campaña y hasta el momento el equipo de Maranello no podía aprovechar todo el potencial de su propulsor. En Austin, Leclerc ya llevó este nuevo motor, con un nuevo diseño de válvulas que permite aumentar su fiabilidad, y por lo tanto, trabajar con mapas más agresivos para sacar todo el jugo de la unidad de potencia italiana.
Tras esta primera prueba en el coche de Leclerc, se esperaba que Ferrari optara por ponerle este propulsor a Sainz en México, algo que le hubiera costado una penalización de 5 puestos en la parrilla del domingo (o más plazas si también cambia otros elementos). No obstante, el equipo italiano no dio ese paso, pese a que sabían que en México tenían muy complicado ganar. Decidieron no aprovechar esa ocasión para penalizar.