Julio Moguel
I
En estas notas apuntamos sólo uno de los temas que se juegan en el mencionado underground del escenario.
II
La primacía de “la naturaleza” (el ser humano íntimamente incluido, por supuesto) en el ejercicio del quehacer político, y en el tipo de régimen que la 4ª T tendría que construir, no ha quedado aún bien delimitada en el discurso dominante, siendo, para todo efecto práctico, punto secundario en el esquema destructivo-reconstructivo-constructivo que las fuerzas gobernantes pretenden asumir. La línea que coloca al bíos como elemento central del rearme conceptual y paradigmático del gobierno apenas ha empezado a esbozarse y a aparecer, de tal forma que a nadie se le ocurriría identificar a la actual estrategia gubernamental como una biopolítica dirigida a decantar el hecho, ahora incontrovertible, de que la lucha en contra de la desigualdad o la pobreza, o, para decirlo en positivo, la cruzada por “el bienestar” y “el desarrollo”, es atravesada de manera íntima y constante por “la cuestión ambiental”.
Más aún: el rasgo principal de las resistencias sociales que dominan el panorama actual del México de nuestros días está muy directamente ligado a la defensa y a la conservación de “la vida”, así ello quede mediado o metamorfoseado por “temas” agrícolas, de salud, alimentación, trabajo, etcétera; o expresamente ligado a fenómenos naturales de nuevo cuño –provocados por el cambio climático, v.gr.– o a procesos de depredación y desastres naturales provocados por la maquinaria neoliberal.
Dicho en forma resumida y aprovechándonos de una fórmula de Michel Foucault: contra los nuevos poderes de dominio, la vida “como objeto político” se vuelve “contra el sistema que pretende controlarla” con “la misma fuerza de choque que la provoca”.
III
Si “lo que [hoy] está en juego es la vida”, nos señala Foucault, la política tendrá que pensarse como biopolítica. “El ingreso de la zöe en la esfera de la polis –nos dice por su lado Giorgio Agamben–, la politización de la nuda vida como tal constituye el acontecimiento decisivo de la modernidad”.
El Sujeto de la modernidad es un bio-Ser de cabo a rabo, sin que importe si ha adquirido para ello y sobre ello algún “estado de conciencia”. Las realidades o los imaginarios ligados al terror de “los finales totales” colectivos desmontan todas las particularidades de un mundo que durante décadas se miró a sí mismo en el espejo como un colectivo universal de seres soberanos entregados a la perspectiva de su humana conciencia y de su accionar progresivo en-libertad. La fenomenología de nuestro presente, nos dirá Paul Virilio, se encuentra presidida por la dromomanía; es decir, por el síndrome de la prisa. “Dicho síndrome resulta inevitable teniendo en cuenta los dispositivos de seguridad y de emergencia de una actualidad dominada por el retorno del dúo angustia/política y, como consecuencia, por el uso político del miedo” (Giacomo Marramao).
La cadena intergeneracional en la que los “actuales vivientes” dejaban fundamentos libertarios y de sobrevivencia suficientes a las “futuros vivientes” dejó de marcar las conciencias del cálculo prospectivo en la ruta hacia la posteridad. El mundo, “salido de sus goznes” (Shakespeare), rompe los hilos constructivos de las identidades seguras para moverse hacia rutas que sólo los falsos prospectivos, adivinos y chamanes se atreven a imaginar.
IV
El acercamiento más superficial a los graves y multiplicados conflictos y problemas locales y regionales del país podrían identificar la intimidad y recurrencia que tiene esa “mezcla” del bíos con la política en todo el territorio nacional (en la política “de abajo y desde los de abajo”; o en las políticas públicas en curso, en cuanto a sus proyecciones, aterrizajes y efectos inmediatos o futuros). Y no es tema menor en la valoración de las lógicas dominantes sobre las que se han realizado los primeros diseños –y se han dado los primeros pasos– de megaproyectos como los del Tren Maya o el del Corredor Multimodal Transoceánico del Istmo.
*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.