La langosta es un ser majestuoso por el que siento especial devoción desde bien pequeño –a día de hoy, mi abuela me sigue debiendo un disfraz de langosta-. De igual forma que Tiburón (1975) contribuyó al imaginario colectivo en referencia al terror que causan los tiburones, puedo decir que Tenacitas, la langosta que compra Homer Simpson en el capítulo Lisa obtiene una matrícula emitido en 1998, alteró por completo la percepción que yo tenía de estos crustáceos.
De la misma forma, creo que muchos tenemos grabada en nuestros recuerdos la escena de Un, dos, tres… Splash (1984) en la que Daryl Hannah, que hace de sirena, se come a bocados una langosta en un restaurante. La langosta forma parte de un imaginario de lujuria, clase alta y “darse el capricho”. Sin embargo, hay formas de tratarla como producto que trivializan -en un sentido nada peyorativo- y normalizan su consumo.
El bocadillo de langosta, aparentemente, surgió en un pequeño local de Connecticut llamado Perry’s in Milford allá por 1920. Consistía en un bocadillo de pan de perrito tostado, langosta cocida servida en caliente y mantequilla derretida. A día de hoy este bocadillo se popularizó por su versión en frío, asemejándose más a una ensalada de langosta compuesta por mayonesa, mantequilla, apio, zumo de limón y pimienta.
Para recabar datos sobre el trato que recibe y lo que tiene que tener un buen lobster roll, he sufrido la difícil tarea de visitar sitios especializados en dicho bocadillo. Alejandro Estévez, manager de The Lobstar me comenta que un buen lobster roll solo tiene que tener una langosta fresca, un buen pan y una mantequilla rica. Si bien trabajan en versiones para incluir diferentes sabores y satisfacer diferentes demandas, su versión favorita es la clásica: langosta cocinada al vapor servida en frío con una salsa de mayonesa ligeramente cítrica.
Puede que este fenómeno no haya calado aún tanto en Madrid a día de hoy, pero en Barcelona son bien conocidos los bocadillos de langosta que sirven los hermanos Majid y Usman en The fish & chips shop, fundada en 2015 y que recientemente también ha abierto su primer local en Madrid. Su bocadillo lo preparan con un pan de brioche estilo hot dog -de la panadería Panic- que tuestan en mantequilla ahumada de Rooftop Smokehouse. A diferencia de la receta habitual, su langosta va salteada con especias cajún en esa misma mantequilla en lugar de cocerse o cocinarse al vapor, y la acompañan en el mismo bocadillo de una salsa hecha con las cabezas de la langosta y otra salsa de apio y mostaza. Sí, está espectacular.
Para que los hagáis en casa vamos a simplificar un poco las cosas, pero no nos olvidemos de la importancia de los ingredientes: seguimos necesitando el mejor pan que podáis encontrar. Entiendo el coste de adquirir una (o varias) langostas enteras, por lo que usaremos directamente sus colas. Sobre los sabores y aromas, al final lo importante es encontrar cierto equilibrio entre lo picante, ahumado, salado, fresco y cítrico, por lo que podéis jugar lo que queráis mientras os centréis en ello. Personalmente me gusta añadir cierto toque crujiente a la langosta, por lo que uso una pequeña porción de almidón, pero si sois partidarios de conservar una carne tersa y sedosa como el terciopelo, no lo añadáis.
Dificultad
No quedar traumatizado por haberte acabado el bocadillo.
Ingredientes
Para un bocadillo
- Pan brioche estilo hot dog
- Una cola de langosta
- 3 cucharadas de mantequilla sin sal
- ½ cucharada de especias cajún (o una mezcla de pimentón dulce, pimienta blanca, orégano, cayena y ajo en polvo)
- ½ cucharadita de cilantro molido
- ½ cucharadita de azúcar blanco
- 1 cucharadita de almidón de maíz (opcional)
- La ralladura de una lima
- ¼ de cucharadita de sal
Para la salsa
- 1,5 cucharadas de mayonesa
- 1 cucharada de mostaza
- 1 cucharadita de salsa Worcestershire
- Pimienta negra o blanca al gusto
- El zumo de media lima
- 20 g de apio fresco picado
- 30 g de col blanca
- 25 g de cebolla morada picada
- ¼ de cucharadita de sal
Preparación
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Cortar la cola de langosta en dados de aproximadamente dos centímetros de grosor. Aliñar con las especias, la ralladura de la lima, el almidón de maíz, la sal y el azúcar. Reservar 10 minutos en el congelador.
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Preparar la salsa mezclando la mayonesa, la mostaza, la salsa Worcestershire, el zumo de la lima, el apio, la col y la cebolla. Refrigerar.
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Cocinar la mantequilla en una sartén hasta que se clarifique, empiece a tornarse ligeramente transparente y se note ese aroma a fruto seco tan característico. Si la cola tiene cáscara, romperla un poco con un mortero y saltearla junto a la mantequilla para aromatizarla.
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Retirada la cáscara, saltear los dados de langosta a fuego medio-alto alrededor de un minuto, dándole la vuelta una vez. Retirar.
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Mientras se atempera la langosta, retirar la mitad de la mantequilla de la sartén y tostar el pan -por dentro y por fuera- en la mantequilla restante.
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Montar el bocadillo añadiendo una base de la salsa, los dados de langosta, más mantequilla por encima y un pequeño cuenco con más salsa para mojar. Acompañar de un poco de lima y cebollino, si se desea.
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