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Bogotá desde el sofá


A estas alturas, cuando el rastro de El Dorado y otros frustrantes griales no pasan de ser un mero delirio, nos queda todo lo que dejaron bajo su paso las persecuciones de varias quimeras. Bogotá es un ejemplo: una población que quedaba a mitad de camino hacia un sueño y no tuvo más remedio que convertirse en metrópoli. Desde que fuera fundada en 1538 por Gonzalo Jiménez de Quesada con una misa y 12 chozas plantadas en territorio arrebatado a los muiscas a 2.600 metros sobre el nivel del mar, la ciudad ha sido un saco de misterios alentados por el superdotado arte de contar colombiano. Pero hoy encara el siglo XXI como una realidad dispuesta a superarse y dejar atrás una centuria plagada de traumas. Hasta ahora, gana la batalla con un contexto favorable, certificado por un proceso de paz que ojalá no se tuerza.
Nuevas infraestructuras y proyectos la convierten en referente social, económico y cultural de América Latina. Entre los poblados barrios de arquitectura racionalista, las cuestas coloridas y neocoloniales de La Candelaria con sus mansiones de patio interior, sus galerías, sus librerías y sus sedes universitarias; bajo los rascacielos y al lado de sus llamativos edificios de aire anglosajón y estilo victoriano desperdigados en algunos distritos; escudados por los cerros donde queda patente la desigualdad de los barrios más marginales en el llano y las laderas, destacan, por lo menos, seis nuevos polos de atracción que la convierten en una gran metrópoli moderna. 

1 Distrito Creativo
Hace apenas tres años, los cocodrilos pugnaban por los desechos de las basuras con los espectros en el Bronx. Un cordón policial impedía a cualquier visitante penetrar en el barrio. Allí solo regía la ley de los narcos, los proxenetas y los toxicómanos en lo que el alcalde Enrique Peñalosa denominaba “la república independiente del crimen”. Pero un proyecto de regeneración de la zona se ha puesto en marcha. En la frontera del territorio prohibido, un cuartel de principios del siglo XX deja hoy sus funciones de centro de reclutamiento militar para transformarse en laboratorio cultural en lo que ya se denomina Distrito Creativo. Desde allí han comenzado a impulsarse desfiles de moda, conciertos y mesas de debate para regenerar lo que fue identificado como el peor infierno de la ciudad hasta 2015.
2 Movistar Arena
En la avenida Norte-Quito-Sur, esquina con la calle 63, parecería que ha aterrizado una nave espacial blanca que cambia de colores. Allí se encontraba el antiguo coliseo El Campín, que fue escenario de torneos de tenis con figuras en los mejores puestos del ranking, partidos de baloncesto y algunos conciertos. Hoy el Movistar Arena es un espacio cubierto y adaptado a todo tipo de eventos con capacidad para 14.000 personas. Fue inaugurado el pasado octubre y ya se ha convertido en el mayor escenario de macroespectáculos de la ciudad, con cartel para grandes estrellas internacionales.

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Un grafiti en la plazoleta del Chorro Quevedo, en el barrio de La Candelaria de Bogotá (Colombia). Jane Sweeney Getty Images

3 Cinemateca Distrital
En pleno distrito universitario, entre las calles 19 y 20, queda la nueva cinemateca de la ciudad. Nace con vocación de convertirse en el referente de las artes audiovisuales bogotanas. No solo cuenta con cuatro salas de proyección, en las que se alternarán ciclos de cine y diversas disciplinas visuales. También es un centro de producción y estudio con espacios de trabajo y mediateca. Todo un laboratorio con medios para concebir y culminar películas, documentales, productos televisivos o proyectos digitales.
4 La reforma del Teatro Colón
Diez años duraron las obras de construcción del Teatro Colón en el barrio de La Candelaria. Comenzaron en 1885, bajo la dirección del arquitecto Pietro Cantini, encargado de dotar a la ciudad de un teatro a la italiana. Y más de una década van a durar las de su remodelación para adecuarlo a las exigencias modernas sin perder su sabor decimonónico. Comenzaron en 2008 y está previsto que concluyan en 2020 para que se convierta en un referente continental dentro de las artes escénicas latinoamericanas.
5 Auditorio Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo
En la última década, el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo se ha convertido en una parada obligada en América para orquestas, solistas y grandes intérpretes de la música. Se trata de un auditorio dotado de exquisita acústica con capacidad para 1.300 personas. Fue construido por impulso privado y complicidades públicas. La iniciativa partió del empresario Julio Mario Santo Domingo, muerto en 2011, y una de las grandes dinamizadoras culturales de la ciudad, Patricia Castaño. Ambos pusieron en marcha varios proyectos de bibliotecas en todo el país, financiados por el mecenas colombiano fundador de Caracol Televisión. Hoy, el espacio es toda una referencia cultural para la ciudad, con multitud de ciclos de conciertos, teatro y danza.
6 Fragmentos
Es el nombre de un museo diseñado por la artista Doris Salcedo y operado por el Museo Nacional de Colombia. Su construcción quedó recogida en los acuerdos de paz de Colombia de 2012, auspiciados por el expresidente Juan Manuel Santos. Salcedo fundió 37 toneladas de armas (8.994 armas) entregadas por la guerrilla de las FARC para construir un suelo con el hierro pasado por el horno. En él se intercambiarán muestras de artistas colombianos e internacionales en el centro de Bogotá, junto al palacio presidencial y la plaza de Bolívar, donde ha sido levantado.
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