Brasil conmemora este miércoles el bicentenario de su independencia de Portugal en medio de una reñida campaña electoral, en un ambiente de tensión máxima y con el temor de que se desborde en algún episodio violento. El presidente Jair Bolsonaro ha convertido la efeméride en un acto electoral. Ha presidido el tradicional desfile militar en Brasilia y por la tarde viaja a Río para protagonizar un acto político en la playa más famosa de Brasil, Copacabana. El mandatario de extrema derecha pretende capitalizar el bicentenario, reunir a una multitud de seguidores en las calles en un intento de desmentir las encuestas que le colocan por detrás de Lula da Silva y dar así un impulso definitivo a su campaña. Quedan 25 días para los comicios.
Bolsonaro transita este miércoles entre sus dos papeles: presidente de la República y candidato electoral. En calidad de aspirante a la reelección se ha subido a un autobús ante una multitud en Brasilia tras el desfile cívico-militar. “Sabemos que nos enfrentamos a una lucha entre el bien y el mal. Un mal que duró 14 años en nuestro país (en referencia a los Gobiernos del partido de Lula), que casi quebró nuestra patria y que ahora quiere volver a la escena del crimen. ¡No volverán! El pueblo está con nosotros, del lado del bien”, ha proclamado, informa el diario Estadão. Antes del discurso, una oración.
El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, ha presenciado el desfile oficial de Brasilia junto a Bolsonaro. Los presidentes de las dos Cámaras del Congreso y del Tribunal Supremo se han ausentado. Además de militares, han participado en la parada alumnos de las escuelas cívico militares que Bolsonaro impulsa y se ha destacado la participación de las mujeres en las Fuerzas Armadas. El ultraderechista lleva semanas insistiendo, junto a su esposa, Michelle, en hacer guiños a las electoras, uno de los colectivos que más le rechaza.
El despliegue de seguridad para este 200 aniversario de la independencia es enorme. Se trata de impedir cualquier atisbo de violencia. La cruzada de Bolsonaro contra otras instituciones —sobre todo contra su mayor contrapeso, el Tribunal Supremo— y la nostalgia que exhibe por la dictadura combinada con el recuerdo del asalto violento de trumpistas radicales al Capitolio han alimentado el temor de que en Brasil se pudieran vivir actos similares. Desde hace meses se especula sobre una ruptura del orden democrático. En el día de la independencia de 2021, Bolsonaro insultó a un juez del Supremo —le llamó canalla— y amenazó con desobedecer sus decisiones.
Los actos cívico-militares de este día de la Independencia son, por un lado, la culminación de un bicentenario de muy bajo perfil que incluye la exhibición del corazón del emperador Pedro I que proclamó la emancipación en 1822, prestado por Portugal. Pero, al mismo tiempo, Bolsonaro confía en que la movilización popular sea un punto de inflexión en la campaña, que el izquierdista Lula lidera desde el inicio.
Eduardo Heleno, del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad Federal Fluminense, explica al teléfono que el presidente Bolsonaro hará “un culto a un Siete de Septiembre secuestrado para hacer política y demostrar a los suyos que tiene un gran apoyo”. Sostiene que usará las imágenes de las multitudes “para mantener a su electorado fiel y que crean que pueden ganar”.
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Lula, que pasará la jornada de aniversario en su casa, grabando cortes electorales, ha tuiteado este miércoles: “Tengo fe en que Brasil reconquistará su bandera, su soberanía y la democracia”. El Datafolha más reciente otorga al expresidente 13 puntos de ventaja sobre el actual mandatario. Su victoria en octubre culminaría un giro latinoamericano a la izquierda.
200 anos de independência hoje. 7 de setembro deveria ser um dia de amor e união pelo Brasil. Infelizmente, não é o que acontece hoje. Tenho fé que o Brasil irá reconquistar sua bandeira, soberania e democracia. Bom dia.
🎥: @ricardostuckert pic.twitter.com/52gk00b2Ht
— Lula 13 (@LulaOficial) September 7, 2022
En Río está prevista una exhibición aérea, unas maniobras marítimas, un acto oficial del presidente, y después, ya en la playa de Copacabana, un mitin organizado por un pastor evangélico aliado a Bolsonaro, Silas Malafaia.
El ultraderechista ha comenzado la mañana con un encuentro que era un mensaje nítido. Se ha reunido con algunos empresarios bolsonaristas que son investigados por participar de un chat privado en el que se intercambiaron mensajes golpistas, una operación criticada por excesiva incluso por críticos de Bolsonaro.
Los seguidores del presidente no se creen las encuestas, sostienen que están manipuladas. En consonancia con esa idea, por las redes bolsonaristas circulan constantemente imágenes en las que con planos cortos el líder de extrema derecha aparece rodeado de un público nutrido como supuesta muestra de que su apoyo es mayoritario.
Sostiene el profesor Heleno, que no está emparentado con el ministro del mismo apellido, que la presencia de la Marina de Estados Unidos en las maniobras que habrá para las festividades dificultan la materialización de cualquier tentación golpista. “Eso no impide que el bolsonarismo estimule el voluntarioso de un lobo solitario o alguna protesta simbólica contra el Tribunal Supremo o contra la oposición”.
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