Ni Brad Pitt, ni Renée Zellweger, ni siquiera Elton John y Bernie Taupin. Cuando el director surcoreano Bong Joon-ho entró en la sala de prensa de la ceremonia de los Oscar, los periodistas se pusieron en pie a vitorearle. Delante del micrófono, con dos estatuillas en las manos, se disponía a hablar el hombre que ha hecho historia en Hollywood al ganar el máximo premio con una película en habla no inglesa, Parásitos. Bong, que ha hecho toda su promoción en Hollywood hablando en coreano y acompañado de una traductora, solo dijo cuatro palabras en inglés: “This is fucking crazy!”. Eso es. Una jodida locura.
Bong empezó diciendo que no había hecho nada especial respecto a sus películas anteriores. “Hemos hecho lo de siempre con esta película. Parece todo surrealista. Creo que algo me va a pegar en la cabeza y me voy a despertar de este sueño”. Bong suele dar respuestas que parecen más largas de lo que luego dice su traductora. Igual que los subtítulos. Si los carteles no han sido impedimento para que más de 30 millones de estadounidenses y más de 160 millones en todo el mundo hayan ido al cine a ver Parásitos, la traducción no restó interés a toda la prensa mundial (309 medios) reunida en la 92 edición de los Oscar.
Le preguntaron cuáles eran las cualidades universales que tiene esta película. “Mi anterior película era una coproducción surcoreana y norteamericana, pero esta es puramente surcoreana, lo que me hace pensar que quizá la historia se hace más grande y conecta mejor con el público internacional cuanto más profundo me meto en lo que me rodea”, dijo Bong.
Ante la prensa, Bong repitió el homenaje a Martin Scorsese que había hecho sobre el escenario del teatro Dolby al ganarle al ídolo de su infancia el Oscar al mejor director. Scorsese es el director vivo con más nominaciones, nueve, y solo ha ganado una. “He visto a Scorsese perder este premio muchas veces. Él no me conocía entonces, pero yo estaba muy frustrado. Recuerdo la emoción cuando ganó por Infiltrados. Estar nominado con él era un honor enorme. Es difícil de creer”.
Estos Oscar marcarán un antes y un después en la aceptación de las películas con subtítulos en el mercado norteamericano, que es tan potente y productivo como cerrado al cine que no está rodado en inglés. El discurso de Bong en los Globos de Oro fue muy celebrado. Allí dijo que los norteamericanos tenían que “superar los subtítulos, que son una barrera de una pulgada de altura” para descubrir mucho más cine. En los Oscar ahondó en su análisis de ese fenómeno. “Cuando dije lo de la barrera de una pulgada ya era tarde. La gente está superando esas barreras gracias a servicios de streaming, YouTube y las redes sociales. Creo que vivimos un entorno en el que todos estamos conectados. Así que llegará un día en que no será tan importante si una película está en una lengua extranjera o no. Ojalá en algún momento deje de ser un tema [relevante]”.
Parásitos está producida por una mujer, Kwak Sin-ae, y es la primera película surcoreana nominada a un Oscar. Con la estatuilla en la mano, Kwak decía que “solo haber ganado un premio ya habría sido una gran fiesta, pero al haber ganado cuatro de seis no me puedo imaginar cómo está el ambiente ahora mismo en Corea del Sur”. Ganar el premio a la mejor producción del año por encima de todas las de Hollywood “significa que esta película ha sido votada por los miembros de la Academia, y me doy cuenta de que eso significa el principio de un cambio en el cine internacional, no solo para Corea del Sur”.
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