El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, abandona el Congreso el pasado miércoles. En vídeo, las declaraciones del ministro de Exteriores en funciones sobre el viaje de Sánchez. EFE
Las fechas no podían ser más complicadas políticamente. La semana clave de la ONU, con una cumbre sobre el cambio climático que España llevaba meses preparando y la habitual Asamblea General, coincide exactamente con la disolución de las Cortes para convocar unas nuevas elecciones que tienen “decepcionado”, “enfadado” o “preocupado” al 90% de los españoles. Sin embargo, Pedro Sánchez solo se planteó fallar a la cita si hubiera habido investidura.
El ministro de Exteriores, Josep Borrell, que ha comparecido en la capital financiera de EEUU para explicar los objetivos de esta semana clave, ha justificado su propio viaje -está a dos semanas de ser examinado por el Parlamento europeo para convertirse en Alto Representante de la UE en política exterior- y en especial el del presidente. “Lo raro sería que Sánchez no estuviera aquí, en una cumbre con 150 jefes de Estado y de Gobierno. Habría que criticarle si no viniera. No entiendo la crítica. Que el Gobierno esté en funciones no quiere decir que no esté funcionando”, ha señalado Borrell ante los reproches de la oposición por el viaje del presidente en un momento político tan convulso en España.
Borrell, que tiene una agenda intensa de reuniones con sus colegas de Exteriores, que ya ven en él no solo el ministro español sino el futuro representante de la UE, asegura que estar en funciones desde abril -una situación que se prolongará probablemente hasta febrero- no perjudica el peso internacional de España, uno de los objetivos centrales del Gobierno de Sánchez.
Como prueba, el ministro coloca la agenda que tendrán ambos en Nueva York y en especial el encuentro que Sánchez tendrá con el presidente iraní, Hasan Rohaní, en plena escalada de la tensión con EEUU tras un ataque a una refinería en Arabía Saudí de la que la administración Trump responsabiliza a Teherán. Trump incluso llegó a amenazar con no dejar entrar a Rohaní en Nueva York, algo que nunca ha sucedido en la historia, ni siquiera con Fidel Castro. FInalmente acudirá y se verá entre otros con Sánchez, que ha pedido esta cita para tratar de mediar y buscar una mayor influencia internacional.
“Es importante que el presidente español se vea con el iraní en un momento como este, después de la cumbre de Biarritz -el francés Macron invitó al iraní a la ciudad donde se reunía el G-7 en otro intento de mediación- . Esto demuestra la importancia de España como interlocutor y el papel del propio presidente Sánchez”, sentencia Borrell.
Para el ministro de Exteriores, en España se está exagerando la importancia de las consecuencias de estar tantos meses en funciones. “Obviamente sería mejor tener un Gobierno en plenitud de atribuciones pero no es tan raro en Europa. En Alemania estuvieron varios meses, en Bélgica o en Italia es muy frecuente. Lo que pasa es que nuestra Constitución, al contrario que otras, pone un límite temporal y por eso nos vemos forzados a repetir elecciones, otros siguen más tiempo en funciones y negociando”.
Sánchez llega hoy a Nueva York para participar este lunes en la cumbre sobre el cambio climático y otros actos paralelos a las citas de la ONU, con una agenda completa de cuatro días. Borrell avanzó que España, como está pidiendo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dará detalles de cómo piensa actuar contra el cambio climático, y en especial se concentrará la “redistribución equitativa de los costes de una transición a una economía sin carbón. España es uno de los países que más ha avanzado en plantear que tiene que ser una transición justa”, remató.
La cumbre también verá distintas reuniones sobre Venezuela, del grupo de contacto y del grupo de Lima. Borrell admitió que la situación está “bloqueada” y confía en que “las negociaciones de Oslo no se anulen”. Borrell se verá con representantes de Juan Guaidó, al que España reconoce como presidente, pero también es posible que tenga citas con representantes del régimen de Nicolás Maduro. España defiende una solución democrática y descarta cualquier apoyo a una intervención militar.
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