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Brasil logra récord histórico de medallas olímpicas a pesar de la profunda crisis


Sao Paulo – Brasil ha firmado en Tokio 2020 la mejor campaña de su historia en unos Juegos Olímpicos, con récord de metales y la mejor posición ya alcanzada en el medallero (12ª), en medio de la crisis que azota el país.

Con 7 oros, 6 platas y 8 bronces, la delegación brasileña ha superado el número de podios que logró en casa hace cinco años en los Juegos de Río de Janeiro, donde se colgó 7 oros -los mismos que ha conseguido ahora en Japón-, 6 platas y 6 bronces, hasta entonces su mejor marca.

Brasil se confirma además como la mayor potencia olímpica de Latinoamérica, por delante de Cuba (15 medallas, 7 de oro), y la tercera de toda América. Estados Unidos, hoy por hoy, es inalcanzable, pero las diferencias con Canadá son mínimas (24-7).

El resultado histórico obtenido en Tokio 2020 ha roto todos los pronósticos.

Brasil viajó a la capital nipona con 310 representantes, la mayor delegación del país enviada a unos Juegos Olímpicos en el exterior, pero pocos esperaban romper la barrera de los 20 metales. Al final fueron 21.

Hay dos factores que explican ese impulso: la inclusión de nuevas modalidades en las que Brasil es referencia mundial, como el skate y el surf, y el desempeño extraordinario de las mujeres, que casi doblaron el número de podios con respecto a Río 2016 (9 frente a 5).

En surf se llevó el oro Italo Ferreira, campeón del mundo en 2019, y en skate cayeron tres platas de la mano de Rayssa Leal, convertida en todo un fenómeno nacional a sus 13 años de edad, Kelvin Hoefler (street) y Pedro Barros (park).

También brilló con luz propia la gimnasta Rebeca Andrade, que se colgó un oro en salto y una plata en el concurso completo. Todo un hito pues esos fueron los primeros metales olímpicos para la gimnasia femenina latinoamericana.

Asimismo, confirmaron las expectativas las veleristas Martine Grael y Kahena Kunze (oro en 49er.FX), el palista Isaquias Queiroz (oro en C1 1000), el saltador de pértiga Thiago Braz (bronce) y la judoca Mayra Aguiar (bronce en 78 kg), al igual que la selección masculina de fútbol, que derrotó a España en la final.

Otro dato llamativo es que cuatro de los siete oros brasileños los conquistaron atletas nacidos en la región nordeste, la más pobre del país.

El único lunar fue el voleibol, donde Brasil no se colgó ningún oro, ni en la cancha ni en la playa, por primera vez en 21 años.

RECORTES Y CRISIS EN TODOS LOS FRENTES

Los atletas brasileños también se han sobrepuesto en Tokio a los recortes en la inversión pública destinada al deporte de alto rendimiento.

Un ejemplo. El presupuesto del programa del Gobierno federal “Bolsa Atleta” sufrió una caída del 17 % durante el ciclo 2017-2021, en relación al periodo anterior, según datos oficiales recogidos por el diario ‘Estado de Sao Paulo’.

Esa fue la primera vez que la financiación de este programa estatal de patrocinio individual de atletas brasileños disminuyó desde su creación, en 2005.

Pese a ello, el Comité Olímpico Brasileño (COB), que en el último lustro pasó por una profunda renovación interna, ha sabido gestionar los recursos de una forma más eficiente, y aún con recortes el apoyo ha continuado.

Los éxitos de los brasileños en Tokio han supuesto igualmente una bocanada de aire fresco para un país en luto que aún cuenta los muertos por covid-19 por cientos todos los días, y con un desempleo en niveles récord (14,6 %).

Con casi 563.000 muertos y más de 20,1 millones de infectados, Brasil es uno de los países del mundo más azotados por la pandemia de coronavirus. Diecisiete meses y medio después del primer caso, la transmisión del virus continúa en cotas altas, con una media de 900 fallecidos diarios.

Además, el escenario político es una caldera a presión como consecuencia de la crisis institucional abierta entre el presidente del país, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y el Poder Judicial, que le ha abierto tres investigaciones en su contra en la esfera penal desde que asumió el poder.

Con todo, cada medalla en Tokio ha sido un alivio para la población de este país necesitado de buenas noticias, aunque a muchos les haya costado pasar la noche en vela para ver por televisión las conquistas de sus compatriotas.


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